Carta al padre que nunca conocí

¿Sabes? Hoy desperté imaginando el cómo será  tu rostro, si te pareces a mi, si con el paso de los años yo he adoptado gestos que tu hacías cuando tenías mi misma edad. Hoy todos son son sueños que tengo y de los cuales estoy segura jamás obtendré respuestas, ya que aunque suene fuerte y duro, decidiste dejarme a mi suerte y no conocerme jamás.

A veces me pregunto si yo tuve la culpa por haber sido niña, sé por mi madre que tú siempre deseaste tener un hijo con el cual pudieras jugar fútbol, enseñarle a cerca del dinero y por supuesto, ser todo un Don Juan con las mujeres.

Esa culpa que tu mismo me hiciste sentir aún la mantengo muy dentro de mi, y aunque he tratado de entender que todo fue decisión tuya, algo en lo muy profundo de mis pensamientos siempre se cuestiona el qué hubiera sucedido si yo hubiera sido niño. Después pienso que posiblemente tampoco hubieras sido un buen padre,  ya que el tener un hijo no se trata de lo que uno mismo quiere. sino de dar tu vida por esa pequeña e indefensa persona sin importar su sexo.

Mi mejor amiga dice que no se puede extrañar algo que nunca se tuvo y creo tiene bastante razón, ya que no te extraño. Cuando pienso en ti más bien siento mucha incertidumbre. Estoy segura que si tocaras un día a la puerta diciendo que por fin regresaste,  yo no te podría aceptar de nuevo en mi vida. ¿La razón? Por qué todo tiene un tiempo en este mundo y tu dejaste pasar tu tiempo para lograr ser parte de mi vida.

Las cientos de preguntas que han pasado por mi cabeza a lo largo de estos 25 años, prefiero que se queden sin respuesta ya que estoy segura que si supiera tu verdadera forma de pensar, podría llegar a sentir mucho desprecio por ti y prefiero conservar ese sentimiento de extrañarte aunque sea un poco.

No se si aún vivas, si tengas otra familia o incluso si pienses en mi, posiblemente es lo que menos me preocupa. Lo único que me gustaría creer y esperar de ti es que jamás le hayas hecho lo mismo que a mi a otras personas. No es justo que una mujer sea engañada, dejada a la deriva y a la suerte con una pequeña bebé en brazos. No es justo que esa pequeña crezca haciéndose tantas preguntas que termine dormida de tan cansada que está de pensar son obtener ninguna respuesta.

Por fortuna también me he convertido en una mujer fuerte y he entendido el valor de la familia. Y familia no es exactamente  quien te da la vida, sino quien está ahí y quien te protege de no salir herida. Mi familia son mis entrañables amigos, mi mamá y por supuesto nuestro amado perro. He aprendido que esta vida está llena de decisiones, y éstas pueden cambiar el resto de nuestras vidas, a veces para bien, otras para mal.

Por ahí dicen que todo sucede por algo, y que a esta vida venimos a aprender. Es probable que en esta vida yo tenga que aprender a vivir sin un padre, y tú a vivir sin una hija.

No me despediré diciendo te quiero o te amo, porque no es realmente lo que siento. Ten por seguro que seguirás en mis pensamientos, no te puedo garantizar todos sean buenos o malos, simplemente estarás presente. Creo lo mejor que te puedo desear es que tengas suerte en donde sea que estés.