¡De verdad que quiero, lo juro! Quiero seguir la dieta pero estas cosas me lo impiden y es que, ¿cómo ignorarlas? ¡Dios ayúdame!
Pan.
Si eres estudiante o trabajas, sabes que es imposible no comerte un pan de dulce por las mañanas. Es casi la única forma de supervivencia que tienes. Además es delicioso.
Refresco.
Yo no soy fan de los refrescos y fácilmente puedo dejar de beberlos en casa, pero en cuanto salgo a una fiesta mi dieta ya valió, pues las bebidas siempre las mezclas con ellos.
Alcohol.
Y ni hablar del alcohol, ¿a quién no se le antoja una michelada bien fría cuando hace calor? ¡Malditas calorías!
Palomitas.
¿Cómo ir al cine o ver una película en casa sin las indispensables palomitas del maíz? Ya sé que puedo hacerlas en casa sin grasa, pero es bastante tentador meter el paquete ya hecho y tenerlas en dos minutos.
Pastel.
¿Por qué en todos los eventos sociales tiene que haber pastel? No puedo rechazarlo, sería una grosería.
Frapuccino.
¿Y qué pido cuando voy a chismear con una amiga a algún café? Ni modo que me pida un expresso.
Helado.
¡Estupidos helados deliciosos! ¡Maldito calor que no me hace pensar en otra cosa!
Tacos.
¿Y qué es lo que quiere la vida que cene los Viernes por la noche después de al fiesta? ¿Atún en agua?
Chocolate.
Las malditas hormonas son las culpables de que yo no baje de peso. Una vez al mes me da un antojo terrible de chocolate y cuanta chuchería se me ponga enfrente.
Tamales.
¿Cómo hacerle el feo al señor de los tamales que se levanta tan temprano para traerme ese manjar mañanero?
