A veces no sabes si lo que diste fue amor… o si fuiste tú sola haciendo un monólogo romántico mientras él jugaba al indiferente.
Pero escúchame bien:
1. Le diste tu atención
Le mandaste memes, audios, links de canciones, le preguntaste si ya comió y si durmió bien aunque tú no habías dormido ni dos horas por pensar en cómo hacerlo sentir amado.
2. Le diste paciencia
Aguantaste su frialdad, sus “estoy confundido”, sus cambios de humor y sus ausencias sin explicación. Te callaste cosas para no hacer problemas. Perdonaste silencios que te desgarraban. Le diste oportunidades que tú no te hubieras dado.
3. Le diste tu ternura
Esa que sale cuando realmente amas a alguien y quieres cuidarlo, aunque tú estés rota por dentro. Le diste palabras bonitas, caricias sinceras, detalles tontos que significaban TODO.
4. Le diste tus ganas de sanar
Le contaste cosas que no habías dicho antes, le mostraste partes de ti que habías escondido por miedo a que no te entiendan. Fuiste vulnerable. Te abriste.
5. Le diste tu mejor versión (a la que te costó llegar)
No eras perfecta pero eras alguien que estaba aprendiendo, mejorando, apostando por el amor, fuiste leal, atenta, genuina.
Entonces, ¿fue amor real?
Sí. El tuyo sí lo fue. Aunque él no lo valorara. Aunque nunca te haya pedido perdón. Aunque te haya hecho creer que tú eras “difícil” o “demasiado”.
Tú fuiste un regalo.
Él fue una lección.
Y ahora que lo sabes, no te culpes por amar así. Sólo cuida a quién le das esa versión tan hermosa de ti la próxima vez, porque el amor real que diste, no fue pérdida fue prueba de que sabes amar profundo. Y eso no cualquiera lo merece.