5 datos crudos que te van a hacer odiar a los hombres

Sabemos que no todos son iguales… pero cuando ves estas verdades, entiendes por qué a veces una quiere ser monja o lesbiana. Aquí van, sin filtro:

1. Tu físico es su puerta de entrada emocional (sí, aunque duela)

Por más que diga “me enamoré de tu esencia”, lo que lo hizo decir “quiero conocerla” fue cómo te veías ese día. Si tu físico cambia por enfermedad, embarazo, tristeza o años… su amor también puede cambiar. Y no, no es justo, pero pasa.

2. Si ve una más guapa que tú, su cerebro ya está planeando la mudanza

¿Te ama? Tal vez. ¿Se le va la mirada si pasa alguien más atractiva? Muy probablemente. ¿Podría dejarte por ella si se le presenta la oportunidad? No descartes nada. Su lealtad a veces dura lo que su erección.

3. Envejeces tú, pero su deseo no envejece contigo

Cuando llegues a los 40 o cambies físicamente, no te sorprenda si su fidelidad empieza a tambalear. Él lo justifica como “cosas que pasan”. Y luego espera que tú le perdones su desliz con la de 25… por amor, claro.

4. No conoces al hombre con el que estás… solo su versión editable

Te vendió un personaje: divertido, comprensivo, “diferente”. Pero si vieras lo que dice con sus amigos, cómo habla de ti en privado o cómo trata a la mesera, se te iría el amor más rápido que el rímel en una lloradita.

5. Si fueras gorda, negr4 o trans… ni te volteaba a ver

Aunque él jure que es “inclusivo”, la mayoría solo elige mujeres que encajan con su estándar de belleza aprendida. No es r4c1smo, gordofob1a ni transfob1a (según ellos), es “preferencia”. Y esa “preferencia” te dice todo lo que necesitas saber.

¿Conclusión? No es que no puedas amar a un hombre. Pero primero, ámate tú lo suficiente como para saber que no necesitas ser su tipo para ser valiosa.
Y si algún día te dejan por alguien “más bonita”, diles: “quédate con la envoltura, yo era el regalo.”

Fin del comunicado.