Si tus papás se quieren divorciar y tú sientes que estás en medio de una película dramática que nunca pediste protagonizar, respira. No estás loca, no eres mala hija y no es tu culpa. Tú no pediste boletos para este show, solo te tocó estar en primera fila.
Pero tranqui… yo también he pasado por ahí y te puedo aconsejar lo siguiente:
Respira, no es tu culpa
Aunque sientas que estás en una telenovela nivel “La Rosa de Guadalupe”, recuerda: ellos son adultos con sus propias broncas. No eres la razón, no eres el problema y no es tu chamba arreglarlo.
No te pongas de mensajera
“No, mamá, no le voy a decir a papá que lo odias.” No te conviertas en Uber Eats de chismes o indirectas. Si quieren hablar, que se manden WhatsApp.
Haz tu propio espacio seguro
Cuando la casa se sienta como zona de guerra, busca tu refugio: tu cuarto, la casa de una amiga, el gym… o hasta los audífonos con música para bloquear el drama.
No tomes partido… aunque te den ganas
Va a haber días en los que uno se vea como el villano y el otro como el santo. Spoiler: ninguno es 100% bueno o malo. No cargues con batallas que no son tuyas.
Habla con alguien que no sea parte del chisme
Amiga, terapeuta, tía chida… alguien que pueda escuchar sin añadir gasolina al fuego. Guardártelo todo adentro solo te va a enfermar.
Si te lo puedes permitir, aléjate un ratito
Visita familiares, haz viajes cortos o quédate en casa de una amiga. A veces un break físico ayuda a que no absorbas todo el estrés.
Ten claro tu plan a futuro
Si ya eres mayor, piensa dónde quieres estar y con quién si la situación se pone más intensa. Y si eres menor, ten claro qué cosas te hacen sentir segura y comunícalo.
Hoy puede sentirse como un caos, pero este capítulo no es toda tu historia. Eres más fuerte de lo que crees, y aunque la familia cambie de forma, tú puedes seguir construyendo tu propio espacio seguro. Respira, cuida tu paz y recuerda: esto también va a pasar.
