Pues aunque no lo crean, nosotros los hombres también hacemos sacrificios cuando se trata de amor. Si no me creen, vean lo que estamos dispuestos a hacer por ustedes:
1. No mover nuestro brazo aunque se duerma.
¿Cómo moverlo cuando ella se ha quedado dormida en tu brazo? No importa si ya no lo sientes, prefieres perder una extremidad antes que despertarla.
2. Compartir la comida.
A ningún hombre le gusta compartir sus costillitas a la BBQ, pero si ella quiere, tú puedes darle el plato completo.
3. Ceder el espacio en la cama.
No te importa dormir en un espacio de 5 cm. Mientras ella esté cómoda, tú eres feliz.
4. Decirle adiós a tu ropa.
Le das hasta tus playeras favoritas para que las use de pijama. Simplemente ya no te importa.
5. ¡Adiós a las fiestas!
Las fiestas han perdido el sentido, ahora sólo quieres pasar tus viernes en la noche con ella.
6. Engordar.
Nunca sabré por qué las parejas que se aman empiezan a engordar, pero si es el precio que se tiene que pagar por estar a su lado, lo pago. Ya luego nos pondremos a dieta.
7. Recorrer kilómetros por amor.
Las distancias por fin entienden la relatividad. Ya no importa si haces 2 horas a su casa, para ti son como 15 minutos.
8. Reencontrarte con tus sentimientos.
Siempre te has sentido muy macho, pero con ella tus sentimientos más profundos han aflorado, y lo mejor es que te gusta.
9. Vivir contracturado de la espalda.
Esto por cargar su bolso que pesa como 400 kilos, o bien, por cargarla a ella sólo para verte romántico.
10. Vivir con frío.
No importa si afuera está a 10° bajo cero, tú puedes darle tu chamarra con tal de que ella no pase frío.
11. Cambiar de mejor amigo.
Ella no sólo se convierte en tu novia, ahora es tu mejor amiga.
12. El dinero toma otro rumbo.
Antes lo gastabas en ti (más que nada en alcohol), pero ahora sólo piensas en ella.
13. No ver un partido de fútbol.
Antes no te perdías ningún partido por nada del mundo, y mucho menos si era una final. Ahora si ella quiere ver una película, tú felizmente te pierdes el evento del año.
14. Ver la televisión sin sonido.
Están viendo la televisión y de pronto ella se queda dormida. Le bajas tanto al volumen que ya no escuchas nada, pero prefieres aprender a leer los labios antes de pensar en subirle y despertarla.
15. Pero al final te das cuenta que nada de eso te dolió.
Al final te das cuenta que haces todas estas cosas por gusto y no porque tengas que hacerlo.