Soltar a alguien que no te valoró no es tan simple como eliminar fotos o bloquear en redes. Es más como una desintoxicación espiritual: al principio duele, luego te da flojera, y un día te das cuenta de que ya respiras sin pensar en él.
Limpia tu espacio
Saca todo lo que huela, suene o te recuerde a esa persona. La energía también se guarda en objetos: playeras, perfumes, mensajes viejos. Hazle detox a tu entorno, y tu mente te va a seguir el paso.
Corta los lazos energéticos
Hay vínculos que no se cierran con un adiós, sino con intención. Puedes escribir una carta que nunca envíes, meditar visualizando cómo te liberas o simplemente decir en voz alta: “Ya no te llevo conmigo”. Sí, suena cursi, pero funciona.
Cambia el discurso interno
Deja de repetir que “nadie te va a querer igual”. Exacto, nadie lo hará… te van a querer mejor. Las palabras tienen poder: cada vez que te hablas con compasión, limpias parte de esa herida.
Sahumar tu espacio usa incienso, palo santo o canela en vara. Recorre tu cuarto mientras dices:
“ Estoy dejando de sobrevivir para empezar a vivir, Ya no persigo, ahora atraigo, Merezco cosas buenas, Estoy en proceso, no en pausa, Mi mejor versión ya está aquí, solo necesitaba silencio para escucharla” hazlo 22 veces
Ritual de cumpleaños sin pastel
Prende una vela y sopla pidiendo un deseo, como si fuera tu renacimiento. Porque sí: cuando sueltas, también estás naciendo otra vez.
Haz algo solo para ti
Un cambio de look, un viaje, una cita contigo misma. No para demostrar nada, sino para recordarte que sigues viva, completa y capaz de empezar otra vez.
Limpiar tu energía no es olvidar; es dejar de cargar con lo que no te pertenece. Y cuando por fin te sientas ligera, vas a entender que no lo perdiste a él… te recuperaste tú.
