Últimamente todo te sale mal, la gente te evita, y los aparatos se te apagan, Si algo de esto te suena familiar, déjame decirte que probablemente tienes mala vibra, pero aquí te traigo una lista para confirmarlo
1. Todo te pica, todo te choca, todo te irrita
La gente habla y tú ya estás harta. Te da asco hasta tu propia voz. y no, no es el mundo, eres tú. Estás cargadita de mala energía y se nota hasta por mensaje de voz.
2. Te sientes drenada sin hacer nada
No hiciste ejercicio, ni saliste, ni hablaste con nadie… y aún así te sientes como si hubieras corrido un maratón con el corazón roto. Eso es carga energética acumulada que te está chupando el alma
3. Tu entorno empieza a descomponerse
Focos fundidos, electrodomésticos fallando, el WiFi se cae, tu celular actúa raro. No es brujería. La vibra se siente y se transmite, literal.
4. Nadie quiere estar cerca (ni tu gato)
Tu gato ya no duerme contigo. Tus amigas no te contestan. Te sientes sola, pero también insoportable. ¿Casualidad? No. La energía rara aleja incluso a los animales.
5. Sueños raros, pesados, confusos
Soñaste con exes, familiares muertos, traiciones o que se te cae el cabello. Tu subconsciente te está avisando que hay algo bloqueado. No lo ignores
6. Te ves apagada en el espejo
Y no es tu base. Ni el polvo traslúcido. Tu mirada está apagada, tu piel opaca, tu aura anda gris rata. La belleza viene de adentro, pero si adentro hay caos, se nota fuera.
7. Te sientes rechazada por todos lados
Mandas mensaje y te clavan el visto. Te ignoran sin razón. La gente se aleja. Te critican más. Te comparas. Te frustras. Y la energía fea sigue creciendo como moho. O cortas con eso… o eso te corta a ti.
¿Qué hacer?
- Agua con sal en los pies y manos (mínimo 7 minutos).
- Baño con romero, ruda o albahaca.
- Quema canela y agradece por todo lo que ya se fue.
- Haz limpieza de redes: gente, perfiles, mensajes.
- Duerme con una piedra negra o cuarzo rosa debajo de la almohada.
- Ayuna de chismes, de quejas y de vibra de pobreza.
Recuerda esto:
La mala vibra no siempre viene de fuera. A veces eres tú misma hablándote feo, aguantando cosas que no debes, o viviendo en automático. Pero igual se limpia, se cambia, se suelta.