Hoy me siento un poco nostálgica en cuestiones del amor, y es que antes de que existiera Facebook, el amor tenía otro significado. Antes de que lo más importante fuera poder presumir que te encuentras en una relación, el amor era una manera de vivir y de inspirarse. Hoy este sentimiento al parecer va evolucionando y no precisamente de una buena manera.
Tengo 27 años y en estos últimos años no he logrado conocer un amor como el que a mí me gustaría vivir, lleno de experiencias y recuerdos imborrables.
Tal vez sea mi problema, ya que a mí me gusta el amor a la antigua. Ese amor que afortunadamente llegaron a vivir mis abuelos y mis padres, en donde un ramo de rosas era la manera de darle Like a la persona que te hacía sentir mariposas en el estómago.
Añoro tanto conocer a una persona que en vez de enviarme un mensaje de whatsapp por la mañana, decida despertarme con una llamada y escuchar de su ronca voz darme los buenos días, o que por las noches en vez de mandarme un emoticon, me llame y podamos pasar horas y horas diciéndonos todo lo que nos queremos, por más cursi que sea.
Yo sé que debe haber por ahí alguien que quiera lo mismo que yo. Un hombre con el que aún pueda tener una buena plática al ir a tomar un café, que me tome de la mano y me vea a los ojos en vez de agarrar su celular cada 5 minutos para mirar las nuevas publicaciones que han escrito sus amigos.
No es que yo pida mucho, lo único que quiero evitar es que por culpa de la tecnología algún día se me olvide esa sensación que provocan los pequeños detalles personales. La emoción que te da cuando te regalan una carta, ver la letra, faltas de ortografía y la sinceridad de esa persona que está enamorada de ti, es algo que extraño con el corazón.
No digo que quiero a un hombre que pague por mí, que me trate como a una “princesa” que no sabe hacer nada o sea “perfecto”, no me confundan. Simplemente quiero un hombre que sepa ser un caballero. Que si tenemos un problema lo hable de frente y no por “INBOX”. Si tenemos una pelea fuerte llegue con una serenata por la noche o me dedique una canción de esas que se te quedaban pegadas al corazón y que te hacían tener hasta escalofríos. Que en los días de nuestro aniversario llegue más guapo que nunca con unos chocolates en la mano y me tome de la mano para ir a caminar juntos.
En fin, quiero creer que aún hay personas que piensan como yo. No creo estar pidiendo demasiado, simplemente un amor real, de esos inolvidables.