No voy a mentir… hubo un momento en el que hacer mi maleta y largarme parecía la única salida. La relación con la esposa de mi papá era insoportable y él, en vez de mediar, se hacía el ciego. No me sentía escuchada ni valorada, y la idea de vivir así hasta cumplir la mayoría de edad me angustiaba demasiado.
Pero, en lugar de huir, decidí intentar algo diferente: trabajar en mí. Sabía que no podía cambiar ni a mi papá ni a su esposa, pero sí podía decidir cómo iba a manejar la situación. Si tú también te sientes atrapada en una relación así, estos 8 tips podrían ayudarte:
- Acepta lo que no puedes cambiar. Deja de esperar que ellos reaccionen como quisieras. La frustración crece cuando pones tus expectativas en los demás. Enfócate en ti y en cómo responder, no en cómo esperas que ellos se comporten.
- Crea tu propio espacio seguro. Encuentra un rincón en casa donde te sientas tranquila. Decóralo, hazlo tuyo. Ese lugar puede ser tu refugio cuando necesites desconectar.
- No te enganches en cada discusión. No tienes que responder a cada provocación. Aprende a identificar qué batallas valen la pena y cuándo es mejor guardar silencio por tu paz mental.
- Desahógate, pero en el lugar correcto. Hablar con amigos o escribir en un diario puede ayudarte a liberar lo que sientes sin causar más tensiones en casa. Guardarte todo solo empeora las cosas.
- Pon límites con respeto. Defiende tus derechos sin ser grosera. Si algo te incomoda, exprésalo con calma. Por ejemplo: “Prefiero que me hables de esta forma” o “Me gustaría que respetaras mi espacio”.
- Enfócate en tus planes personales. Estudia, aprende algo nuevo, haz deporte o desarrolla un talento. Tener metas propias te ayudará a sentirte realizada y a no depender emocionalmente de la aprobación de otros.
- Construye una red de apoyo. Rodéate de personas que te escuchen y te entiendan. Puede ser una amiga, un familiar cercano o incluso un terapeuta. No tienes que pasar por esto sola.
- Recuerda tu valor. No dejes que la indiferencia de los demás defina lo que vales. Eres suficiente, mereces ser escuchada y mereces paz, aunque los demás no te lo reconozcan.
Sé lo difícil que es sentirte sola en tu propia casa, pero créeme: cuando te enfocas en ti, todo cambia. No porque ellos cambien, sino porque tú te vuelves más fuerte. Y a veces, esa fuerza es lo único que necesitas para seguir adelante.