Desde que era pequeña siempre fui una chica que nunca tuvo la gran facilidad de poder confiar y abrirle el corazón a otras chicas de mi misma edad. Fue por eso que mientras otras chicas tenían un montón de amigas, yo siempre tuve un número muy reducido que cada vez bajaba aún más debido a que a algunas de ellas las cambiaban de colegios. Y aún así debo confesar que aunque las “quería”, tampoco las consideraba mis grandes e íntimas amigas. Suena cruel, pero para qué fingir.
Cuando pasé a secundaria mi personalidad estaba aún más definida y fue justo aquí cuando llegué a la conclusión de que la razón por la cual no podía tener una mejor amiga, era debido a que no tengo gran tolerancia con las personas y me desespero muy rápido de ellas. Aún recuerdo cómo odiaba y me provocaba escalofríos que durante el descanso, todas se tomaran de la mano y se sintieran las populares del colegio mientras caminaban por el patio intentando llamar la atención, jamás me vi como una de ellas. Nunca tuve la necesidad tampoco de quererles platicar a quien había besado, con quien había salido o incluso con quien había tenido mi primer experiencia íntima. Yo prefería quedarme todas esas cosas para mí, posiblemente porque nunca me ha gustado que opinen sobre mi vida y mis decisiones.
Cuando le digo a mis papás o hermanos que amo pasar la mayor parte de mi tiempo sola haciendo mis cosas, pensando, leyendo, etc… piensan que tengo depresión y que lo que me hace falta son amigos o personas con las que pueda compartir mi vida, alguien que me de consejos o que me motiven a sacar mi lado más salvaje (sin darse cuenta que yo soy muy feliz con quien soy). Ellos no entienden que hay chicas como yo, que no necesitan de alguien más para estar bien. Esto no quiere decir que jamás le vaya a contar mis problemas a mi novio o que nunca jamás vaya a ir a una fiesta con compañeras de la escuela, simplemente creo que ese título de “mejor amiga” a mi parecer, es muy subjetivo.
Las personas nos encontramos en constante cambio y es imposible asegurar que alguien será tu “mejor amiga o amigo” de por vida. Aunque no hay aún alguien que me haya lastimado o fallado, considero que poner a alguien en un pedestal podría ser un poco peligroso ya que esa persona en algún momento (lo quieras o no) cambiará y él o ella seguirá su vida, en la cual es muy probable que tú no estés incluida.
Posiblemente por eso prefiero tomar a las personas como simplemente alguien que nos hace vivir experiencias, algunas buenas… otras malas.
Sé que muchas dirán que hago mucho problema y que no me dejo llevar, pero bueno, ya estoy acostumbrada que piensen eso de mí. Sin embargo, estoy segura que mínimo por ahí debe haber alguna otra chica que tenga una manera similar de pensar a la mía.