Todos tenemos uno. Ese trauma que no se supera con afirmaciones ni con frases tipo “todo pasa por algo”. Hay miedos que dejan huella… y paranoia. Pero hey, respira….
No es que seas paranoica… es que ya te pasó
Cuando algo te rompe fuerte (una traición, una pérdida, un abuso, una caída épica), tu mente lo graba como si fuera tutorial de “cómo NO volver a confiar en la vida”. Por eso: Ves señales donde no hay, Te saboteas cuando todo va bien, Te escondes detrás de frases como “yo ya no espero nada de nadie”.
¿Entonces sí puede pasar otra vez?
Sí. Pero no de la misma forma. Porque tú tampoco eres la misma. ¿Te pueden volver a romper el corazón? Claro. ¿Te pueden volver a robar, abandonar, mentir? Sí. ¿Te va a doler igual que antes? No. Porque ahora sabes cosas que antes no.
Datos duros, pero no tan fríos
Estudios de trauma dicen que lo que más tememos no es el hecho… sino el no poder con él otra vez. Pero sorpresa: ya pudiste. Estás leyendo esto. Respiras. Caminas. Hasta haces chistes oscuros al respecto. Y eso, bebé, es resiliencia camuflada.
Entonces… ¿qué hago con el miedo?
No lo ignores. Hazlo tu copiloto. Que avise, pero no maneje. Aquí tips raros pero útiles:
1. Hazle una carta a tu peor miedo
Literal. Escríbele como si fuera tu ex más detestable. Sácalo. Léele sus verdades. Y luego quémala (con cuidado, no me vayas a incendiar el cuarto por andar superando traumas y luego te agregues otro).
2. Crea tu “plan si vuelve a pasar”
¿Te da miedo volver a quedarte sin dinero? Haz una lista de contactos, opciones, habilidades. ¿Te da miedo que te traicionen? Redacta cómo pondrías límites hoy. Te juro que tener plan disminuye el 70 % del pánico.
3. Pide ayuda antes de que todo se caiga
No esperes a estar en modo “me quiero mudar al bosque y comer raíces”. Ve a terapia, habla con alguien, o mínimo graba un audio contigo misma dándote razones para no repetir patrones.
4. Observa si ya estás repitiendo algo
A veces el miedo se disfraza de decisión. “No me involucro con nadie” → porque no quieres que te abandonen. “No cobro caro” → porque te da miedo que te digan que no vales. “No publico mi trabajo” → porque temes que nadie lo vea. Esas también son formas de repetición.
La vida no da garantía. Pero tú sí puedes ser diferente
¿Te puede volver a pasar? Sí. ¿Eres la misma de antes? No. ¿Puedes protegerte sin cerrarte? También. El miedo es brújula, no cadena. Úsalo para conocerte. Para saber hasta dónde has llegado. Para reírte de que antes pensabas que eso te iba a destruir para siempre. Y mírate ahora: toda guapa, dolida, pero más sabia. Un miedo no es una sentencia. Es solo un recordatorio: de lo que vales, de lo que aprendiste y de lo mucho que ya no vas a permitir.