Los hombres tienen una habilidad natural para hacernos explotar con sólo una combinación de palabras, sin darse cuenta provocan que nuestros sentidos colapsen y no exactamente de una buena manera.
Hoy les diremos aquellas frases que desde hace muchos siglos han provocado un severo daño en el sistema nervioso de las mujeres.
“¡Ya! No seas exagerada, no es para que te enojes tanto”.
¿Entonces me enojo poquito o cómo?
“Te quedó rica la comida pero le deberías pedir la receta a mi mamá. Me gusta más cómo lo hace ella”.
¡Entonces ve con tú mamita a que te haga de comer diario!
“Si, si… te llamo cuando termine el fútbol”.
Mejor dime que no moleste.
“Ok”.
Cuando les mandas un mensaje lindo a su whatsapp y ellos sólo responden esto.
“Ahora sí, prometo que este fin de semana lo arreglo”.
Llevas 2 meses diciendo que el próximo fin me ayudas a repararlo. Mejor dime que no lo harás y yo busco cómo hacerle.
“¿En qué piensas?”
No tiene nada de malo preguntarlo de vez en cuando, pero no cada 5 minutos. ¡Es odioso!
“Recuerdo una vez con mi ex que…”
No nos importan las anécdotas que tuvieron con sus ex.
“Se ve que estás en tus días”.
Es común escucharlo cuando hay una pelea.
“Te juro que no vuelve a suceder”.
Hay que aceptar que a veces nosotras también tenemos la culpa por perdonar todas las tonterías que hacen.
“Hablamos luego”.
Típico, sobre todo cuando se quieren hacer los dignos y no platicar sobre un error que cometieron.
“Es sólo una amiga de hace años”.
No estoy en contra de que tengas amigas. Lo que no me gusta es que casi casi las beses y las abraces de manera lujuriosa.
“Me quedé sin pila”.
No es que queremos acosarlos, pero nos preocupamos porque estén bien.
“Se me hace que te gusta ese tipo”.
Si nos gustara alguien más no estaríamos con ustedes.