Si por mí fuera, me la pasaría en una isla bebiendo margaritas todo el día, pero como soy pobre y necesito sobrevivir en este caro mundo y salirme de casa de mis padres, tuve que conseguir un trabajo.
Ha sido una experiencia bastante agotadora, pero tengo que admitir que también muy pero muy divertida.
El día de tu entrevista.
Vas con sentimientos encontrados, ya que aunque necesitas el trabajo, algo muy dentro de ti desea que no te lo den para poder seguir un rato más sin obligaciones. ¡Es la verdad!
Así que respondes todas las preguntas que te hace tu jefe de la manera más correcta posible y esperando dar una buena impresión.
El primer día de trabajo.
Alguna extraña ley universal conspirará en contra de ti el día en el que te tienes que presentar por primera vez a trabajar. No importa si te levantaste muy temprano y tienes todo en orden, probablemente el transporte público no pasa, te bajas en otra parada, habrá alguna manifestación o mil cosas que te harán llegar tarde y estresada al primer día de trabajo.
Si el jefe llega de malas.
Sin duda se van a desquitar contigo la primera vez que tu jefe llegue de malas y te llame la atención por algo que no salió bien. Es posible que te den ganas de llorar o aventarte a los golpes, pero será mejor que te controles y que vayas entendiendo cómo funciona el sistema, para así poder desquitarte en cuanto puedas.
No faltarán las envidiosas.
Aunque tú no seas una mujer envidiosa, muchas otras comenzarán a hablar de ti e inventarán chismes, pero no te preocupes, ya que eso significa que tienen miedo de que les vayas a robar su puesto.
La alimentación es algo importante.
Te darás cuenta que todas las que no llevan su comida preparada desde casa, pesan aproximadamente como 300 kg debido a que siempre comen en el puesto de quesadillas de la esquina. Si no quieres ese mismo futuro para ti, será mejor que comiences a llevar verduras, manzanas, pechuga asada, etc.
Aunque claro, habrá veces que te llegue el olor de unos deliciosos tacos y tengas que sucumbir ante ellos.
Tandas, ventas por catálogo y más.
Comenzarás a descubrir que muchas de tus compañeras tienen una doble personalidad y no sólo se dedican a su trabajo en la oficina, también están metidas en los bajos mundos de las ventas por catálogo, y aunque lo dudes ganan bastante dinero de eso.
Chismosearás más de lo que trabajarás.
Si eres una mujer activa te darás cuenta que tu trabajo lo vas a terminar a las dos horas. El resto del tiempo te la pasarás checando el perfil de tus compañeros y chismeando.
Tu primer ascenso.
Si has hecho un buen trabajo y le caes bien al jefe, conseguirás un ascenso. Lo que no sabes es que te pagarán casi igual de mal pero tendrás aún más responsabilidades y gente a tu cargo. Por lo tanto no sabrás si sentirte emocionada o infeliz.
Al convertirte tú en su jefa ya no te invitarán a fiestas o bares. Te considerarán de otro estatus.
Los días de quincena, puentes largos y viernes serán tus días favoritos.
Si sucede que el viernes se festeja algo y no irán a trabajar, el jueves irás con el mejor humor del mundo y amarás a todos tus compañeros por más mal que te caigan.
Cuando es quincena, irás en las horas de comida a ver si ya te depositaron, obviamente esperando que no te hayan descontado dinero por todos esos días en los que llegaste tarde.
Tus viernes serán sagrados.
Los usarás prácticamente para 2 cosas: para salir de fiesta o para dormir todo el día, no hay más.
Te sabrás todos los problemas familiares de tus compañeros.
Y no precisamente porque andes de chismosa, sino porque todos en la oficina aunque se odien y a veces se quieran matar, son como una familia.
No podrás volver a tener una relación “estable” dentro de mucho tiempo. Es en serio, por más que lo intentes no sucederá.
Una vez superadas todas estas pruebas estarás capacitada para trabajar en cualquier lugar.