Cosas que atacarán tu cabeza cuando pintes tu cabello por primera vez

Las mujeres amamos y odiamos al mismo tiempo cambiar de look, no importa si va a ser ligero o radical, todo nos causa estrés pues tememos terminar viéndonos horribles o ridículas. Pero lo que más nos da miedo sin duda es cambiar de color y estas son algunas cosas que pensamos antes, durante y después del cambio.

Vas del color más común al más y loco y de regreso.

¿Lo corto?

Cuando queremos pintarnos el cabello la cosa no se queda ahí, terminamos pensando ¿y si lo corto para que se vea mejor? pero ¿qué corte me hago? o ¿así me lo dejo?

¡Lo corté demasiado!

Si decides que cortándolo el color le irá mejor, tampoco se queda ahí la cosa. Terminarán de cortarte el cabello, llegarás a casa, te verás frente al espejo y de inmediato pensarás: “Se hubiera visto mejor el color si no lo hubiera cortado” o “¡Me lo cortaron demasiado ¿que haré ahora?”

¿Voy con alguien o lo hago yo sola?

Otra de las cosas que te atacarán será el pensar si es mejor ir a un salón de belleza para que alguien pinte tu cabello, si decirle a tu madre o bien aventarte a la aventura y hacerlo tú sola.

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¿Y si se me quema?

Cuando estás por aplicar el tinte te detendrás en seco y se te vendrá a la mente que irremediablemente quemarás tu cabello.

¿Y si me quedo calva?

Una vez que aplicaste el tinte comienza la verdadera tortura psicológica: “¡Oh por Dios! siento como un cosquilleo, creo que ya se me quemó el cabello” ¡Seguro que una vez que lo quite se empezará a caer a cachos!

¡No me va a quedar igual!

Seguro el color que te gustó lo viste en alguien en algún lado y pensaste “se ve divino, yo quiero algo así” Así que cuando estés esperando a que los químicos hagan lo suyo, pensarás que no te quedará como a la chica de la caja, que se te verá horrible, que no agarrará bien el color y mil cosas más.

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¿Lo dejo más o ya me lo quito?

Los tintes siempre traen instrucciones de cómo usarlo y de cuánto tiempo dejarlo actuar sobre el cabello. Pero a pesar de eso tú pensarás ¿y si me lo quito antes para que no me quede tan cargado? o mejor me lo dejo más para que agarre bien.

¡Ya me arrepentí!

También mientras esperas a que llegue el momento de enjuagarlo pensarás “¿qué hice? ¡ya no quiero! ¡ya me arrepentí! ¿y ahora que hago?”

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Llegó la hora de la verdad

El tiempo de enjuagarlo ha llegado y es aquí cuando el sudor frío se apodera de ti, caminas a la regadera como si del camino a la silla eléctrica se tratara.

¡Voy a quedar horrible!

Estás enjuagando y tus pensamientos sólo son negativos, crees que quedarás horrible y hasta un poco deforme. ¿Por qué? nadie lo sabe.

Siempre puedo volverlo a pintar

Después del terror y de pensar que ya tu vida acabó, llega el momento de la resignación, de pensar que si realmente quedaste mal pues siempre puedes volverlo a pintar.

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¡Oh no quiero ver!

Sales de la regadera, lo secas y es momento de verte al espejo. Pero esperas un poco pues no quieres hacerlo, la emoción te gana y te asomas.

¡Oh! No me veo tan mal

Y oh sorpresa, lo que ves no está nada mal, de pronto todo el nervio desaparece. Te sientes muy rara, sabes que tienes que acostumbrarte, pero al menos no te ves mal.

¡Me veo fantástica!

Pasan los días y entre más te ves más te gustas, hasta que llega el momento en que realmente te ves fantástica frente al espejo.