Pues sí, aunque suene raro e incongruente, llega a pasar que te clavas (por no decir obsesionas) una, con el wey con el que saliste un rato sin compromisos y después te botó o desapareció (como ya es costumbre en muchos), o dos, te clavas de un wey que ni siquiera te fumó jamás.
Sientes que no vas a poder sacarlo de tu mente y de tu vida, te creas un dramón digno de una telenovela y te preguntas ¿ahora cómo lo supero?, ¿qué hago? Bueno, hoy desde mi experiencia, con todo mi amor y toda mi sinceridad te diré qué tienes que hacer.