¡Hola eslamoditas! Antes que nada quiero que sepan que no tengo nada en contra del maquillaje, esto que les voy a decir sólo es una experiencia personal que me encantaría compartir con todas ustedes porque ha cambiado por completo mi vida.
Les cuento que hace un año me llené de acné por esos malditos problemas hormonales de los que somos esclavas las mujeres. El caso es que acudí con un dermatólogo que me dijo que el tratamiento sólo me iba a funcionar si dejaba de maquillarme, no podía ponerme una sola gota, ¡nada!
Ya se imaginarán el drama que tenía ese día. Me deprimí y me dio muchísima ansiedad pensar que tenía que ir así a la escuela. Pero era tanta mi desesperación de tener acné que me amarré bien los pantalones y me deshice de todo mi maquillaje (excepto mi rimel y delineador, que fue lo único que me dio permiso de usar).
Comencé a usar el tratamiento y mi acné fue remitiendo poco a poco, y con él mi ansiedad de no llevar maquillaje puesto. Me di cuenta que no me veo mal al natural, me fui acostumbrando poco a poco a esa imagen mía en el espejo que siempre quería cubrir con maquillaje sin razón alguna.
Yo era de las que no salía a la calle si no estaba completamente arreglada, pero comencé a analizar que esa inseguridad me la había provocado justamente el maquillaje. Me habían hecho creer todo este tiempo que si no lo usaba era una fodonga o que no me veía tan bien como con él.
Para no hacerles el cuento largo, mi tratamiento duró un año. Así es, un año sin una sola gota de maquillaje en mi rostro. El doctor me dijo que ya podía recomendarme maquillaje hipoalergénico para evitar el acné, pero no quise.
Durante todo este tiempo tuve la oportunidad de conocer mi verdadero rostro, de darme cuenta que si puedo verme bien con maquillaje, también puedo sin él. Mi piel se ve hermosa y yo me siento así. Ya no tengo miedo de salir a la calle con el rostro lavado.
Me di cuenta que a los chicos no les importa en lo absoluto si usas o no maquillaje. Ellos, a diferencia de nosotras, sí logran ver nuestra verdadera belleza. Somos las mujeres quienes nos aferramos a creer que no somos lindas como la naturaleza nos creó.
Los hombres jamás lo usan y así son atractivos para nosotras, así que, ¿por qué creemos que no puede ser igual del otro lado de la moneda? Ahora sólo maquillo mis ojos cuando salgo de noche o en algún evento especial, pero no pienso volver a aplicarle maquillaje a mi rostro.
Por fin me he descubierto y no pienso volver a ocultarme.
Espero les haya gustado. Recuerden que es experiencia propia y mi única intención era sacarme esto que llevaba en el pecho y compartirlo con ustedes que siempre han estado ahí.