14 Errores que le acortan la vida a tu perrito

Tu lomito no necesita mansión ni croquetas gourmet. Necesita que dejes de hacer estas cosas. Algunas suenan normales, pero están afectando su salud más de lo que crees. Prepárate para sentir la culpa y hacer algo al respecto.

1. Ponerle ropa todo el día “porque se ve cute”

La verdad incómoda: no todos los perros necesitan suéter. Su piel regula diferente la temperatura. Si le dejas el outfit 24/7 puede generar rosaduras, dermatitis o sobrecalentamiento. Y sí, aunque tenga frío, no es excusa para vestirlo como influencer de Instagram 24 horas. (es más probable que se deshidraten, ten cuidado)

2. Dejarle el bebedero sucio “porque aún tiene agua”

¿Tú tomarías agua con baba, pelusa y moho? Ellos tampoco deberían. El agua estancada o con babas puede causar infecciones gastrointestinales, insuficiencia renal o intoxicaciones bacterianas. Lávalo a diario. Fin del comunicado.

3. Darle pan, jamón o sobras “porque te ve bonito”

Tu piedad le da pancreatitis. Literal. Muchos alimentos humanos, aunque parezcan inofensivos, son tóxicos para ellos o les generan colitis, vómito, diarrea, sobrepeso o hígado graso. El jamoncito puede ser su boleto directo al vet.

4. Ponerle perfume o aromatizantes en el cuerpo

“Para que no huela a perro.” Pues… sorpresa: ¡es un perro! Los perfumes tienen alcohol y químicos que les irritan la piel, les afectan el olfato (¡su sentido más importante!) y pueden causar alergias o daños respiratorios.

5. Fumar cerca de él

Tu cigarro le acorta la vida más que a ti. Los perros expuestos al humo del tabaco (sí, aunque sea poquito) tienen mayor riesgo de desarrollar problemas pulmonares, cardíacos y cáncer nasal o de pulmón. Tú decides si le das cariño o combustión.

6. Ignorar sus cambios de comportamiento

No es que esté “chipi”. Si dejó de comer, se esconde más, no quiere jugar o se le nota “apagado”, algo está mal. Y mientras tú crees que es drama, su cuerpo puede estar gritando dolor, fiebre o un problema serio de salud.

7. Dejarle las uñas largas

Caminar con las uñas largas les cambia la postura, les desgasta mal las articulaciones y les puede provocar dolor crónico en la columna y displasia de cadera. Además de que raspan el piso como personaje de película de terror.

8. Pasarte de la raya con el ejercicio

No todos los perros quieren correr 5K contigo. Algunas razas, sobre todo las de hocico corto, no toleran el sobreesfuerzo y terminan con colapsos respiratorios o cardíacos. Si jadea como si estuviera a punto de ver a San Pedro, ya párale.

9. No limpiar sus dientes (nunca)

Sí, los perros también hacen sarro. Y si no limpias su boca, pueden desarrollar infecciones que afectan el corazón, hígado o riñones. El mal aliento no es normal, es una señal de que algo ya va mal.

10. Darle huesos cocidos (sí, incluso el del caldo)

Los huesos cocidos se astillan y pueden perforarle la garganta, estómago o intestinos. Lo que empieza como un “premio” puede terminar en cirugía de emergencia o algo peor. Mejor dáselo en forma de juguete dental.

11. Creer que no necesita estimulación mental

Un perro aburrido es un perro infeliz. Y la tristeza también enferma. Si no juega, no resuelve retos ni tiene atención, se deprime, y eso afecta su sistema inmune, su digestión y su comportamiento. Y no, TikTok no cuenta como enriquecimiento cognitivo.

12. Bañarlo con tu shampoo

Tu cabello lo agradecerá, pero su piel no. El pH de los perros es diferente, y si usas productos humanos lo puedes dejar con caspa, alergias y mucho picor.

13. No desparasitarlo “porque no sale”

Los parásitos no necesitan pasaporte. Están en el polvo, en tus zapatos, en otros animales. Y si no lo desparasitas, te arriesgas a enfermarlo (y enfermarte).

14. Creer que con croquetas baratas ya comió bien

No todas las croquetas son buenas. Las más chafas son como darle sabritas todos los días. Lo barato te sale caro cuando el veterinario te dice: “ya no hay nada qué hacer.”

Tu perrijo no te va a reclamar, ni te va a hacer una carta emocional… pero si pudiera hablar

probablemente te diría: “Gracias por amarme, pero ¿podrías aprender a hacerlo bien?”  El no necesita lujos. Necesita amor bien dado, límites sanos y cuidados reales, porque no hay peor karma que llorar sobre su camita vacía sabiendo que pudiste hacerlo mejor.