No, el cold brew no es lo mismo que servirte un café americano con hielos. El cold brew es una técnica que infusiona el café en frío en lugar de con agua caliente, es más tardado, entre 12 a 24 horas, en lugar de unos minutos en la cafetera como normalmente lo hacemos.
La ventaja de este tipo de infusión es que obtienes un café menos ácido y que conserva mucho mejor los sabores naturales del grano.
¿Qué necesitas?
Café molido (trata de que sea fresco o que no tenga más de 6 meses de haber sido cosechado y que el tostado sea lo más reciente posible)
Una báscula digital, taza o cuchara medidoras. Ya que es necesario medir a la perfección la cantidad de café y agua. Por cada taza de café son 4 tazas de agua.
Dos tarros de cristal con tapa
Un colador
¿Cómo hacerlo?
Coloca la cantidad de café molido que deseas en uno de los frascos de vidrio y añade agua fría y revuelve con una cuchara (recuerda que si añades una taza de café, son 4 de agua. Si añades dos tazas de café, añade 8 de agua).
Tapa el recipiente y mételo al refrigerador (para atenuar el proceso de oxidación y obtener una mejor infusión) por 24 horas.
Una vez pasado el tiempo de infusión, cuela la mezcla y pásala a otro recipiente de vidrio con tapa. Diluye la mezcla con agua o leche al tomarlo y disfruta. Mantén el resto en el refrigerador, dura al rededor de dos semanas.