Pero que te enamores de mi desequilibrio mental. De mis malas manías. De mi mal humor de vez en cuando. De mis cabezonerías. Incluso de mí cuando tengo un mal día. Y de mis borderías…
Enamórate de mi manera de gritar. De mi sutil forma para criticar. Enamórate de mi mal carácter que me sale a veces. De ese mal genio que tengo escondido. Enamórate incluso de mi lado loco. Enamórate de mis defectos, de todos. Del caos que suelo causar cuando todo me sale mal. De mis dedos meñiques del pie. De mi poca paciencia. De mis ‘o blanco o negro’. Enamórate, incluso, de ese lado mío que casi nadie conoce.
Porque de mi sonrisa. De mi lado gracioso. Mi lado cursi. Mi lado tierno. Mi lado enamoradizo y cariñoso. De mi lado bueno. De ese, cualquiera se podría enamorar…