Las discusiones forman parte de la vida cotidiana, y aunque a veces es inevitable sentirnos vulnerables, especialmente durante momentos de tensión, aprender a controlar nuestras emociones puede ser muy útil. Llorar en una discusión no significa debilidad, pero si quieres evitarlo para mantener la claridad y el control, aquí tienes algunos consejos prácticos.
Respira profundamente
El primer paso para controlar cualquier emoción intensa es la respiración. Tomarte un momento para respirar profundamente, inhalando por la nariz y exhalando por la boca, puede ayudar a calmarte. Esto reduce la tensión en tu cuerpo y mente, permitiéndote pensar con más claridad.
Haz una pausa
Si sientes que las lágrimas están por salir, pide un momento. No tiene nada de malo decir algo como: “Necesito un minuto”. Salir del ambiente de la discusión, aunque solo sea por unos segundos, puede ayudarte a recobrar el control de tus emociones.
Enfócate en los hechos, no en las emociones
Cuando una conversación se vuelve emocional, es fácil dejarse llevar. Intenta enfocarte en los hechos objetivos de la situación. Pregúntate: “¿Qué es lo que realmente está en juego aquí?”. Esto puede ayudarte a distanciarte un poco de la carga emocional y mantener el control.
Repite una frase tranquilizadora
Tener una frase en mente que te tranquilice puede ser útil. Puede ser algo sencillo como “Estoy en control” o “Puedo manejar esto”. Repetirla mentalmente durante la discusión te ayudará a recordar que eres capaz de mantener la calma.
Asegura una postura física relajada
La forma en que te sostienes afecta cómo te sientes. Si estás tensa, es más probable que te sientas abrumada. Relaja tus hombros, mantén una postura abierta y suelta tus manos. Esto te ayudará a no sentirte tan tensa emocionalmente.
Identifica lo que realmente sientes
A veces lloramos porque no hemos identificado claramente lo que estamos sintiendo. Antes de reaccionar, pregúntate: “¿Estoy triste, frustrada, enojada?”. Entender tus emociones te permite enfrentarlas de una forma más controlada.
Desvía tu atención por un momento
Si sientes que las lágrimas están a punto de salir, desviar tu atención por unos segundos puede ser útil. Fija tu mirada en algún objeto, piensa en algo positivo o cuenta hacia atrás lentamente. Esta técnica te ayuda a tomar distancia emocional y reenfocar tu mente.
Habla en un tono bajo y calmado
Elevar la voz puede aumentar la tensión, tanto en ti como en la otra persona. Hablar en un tono bajo y calmado no solo ayuda a desescalar la situación, sino que también te permite mantener el control de tus emociones. Al hablar despacio, también te das tiempo para pensar antes de reaccionar.
Ten un objeto tranquilizador
Tener algo pequeño y tranquilizador en tus manos, como una bolita antiestrés o incluso un anillo que puedas girar, puede ayudarte a canalizar la energía nerviosa. Esto te mantendrá enfocada y calmada durante la discusión.
Acepta que es normal sentirse vulnerable
Es importante recordar que está bien sentirse vulnerable. A veces, el solo hecho de aceptar que estamos sintiendo emociones intensas puede disminuir la presión de controlarlas. Date permiso de sentir, sin que eso te sobrepase.