Personalidades hay muchas, y mientras unas mujeres tienen la maravillosa virtud de vivir sin preocupaciones y con seguridad emocional, habemos otras tantas que por una u otra situación, la vida nos ha llevado a un lugar en donde la inseguridad reina, tanto que nos convertimos en seres sumamente vulnerables y confundidos en muchas situaciones. Una de ellas… las relaciones amorosas.
Ser insegura y tener una pareja es algo que no es para nada sencillo, pues es algo que inevitablemente va deteriorando la relación, más aún si nuestra pareja no está dispuesta a entender y apoyarnos durante el proceso de sanación y cambio de actitud.
Es por eso que hoy te abro mi corazón y te dejo algunas confesiones de situaciones incómodas que provocan ser insegura y tener un novio al mismo tiempo. Y si tienes ganas de desahogarte o pedir un consejo, síguenos en nuestro nuevo Instagram ‘NECESITOUNCONSEJO’, estamos para escucharte y ayudarte.
Somos posesivas
¡No lo podemos controlar! Nos da miedo perder a la persona que más queremos… aunque sabemos que esto eventualmente terminará alejando a esa persona de nosotras. No podemos controlar nuestros miedos e inseguridades.
Casi siempre somos las culpables de iniciar una discusión
Tantos cuestionamientos y vibra negativa a nuestra pareja termina por hacer explotar a cualquiera. Nos gustaría poder controlar mejor nuestros impulsos y pensamientos negativos.
Cuando nos dicen cosas lindas, no las creemos al 100%
Posiblemente sea debido a que no nos sentimos las más bonitas, interesantes o inteligentes del mundo. Suena triste pero es una verdad incómoda que tenía que sacar desde lo más profundo de mí.
Constantemente estamos a la defensiva
Nuestro miedo irracional de ser lastimadas no nos permite abrirnos por completo.
A veces se nos vuelve una obsesión investigar a las novias o chicas con las que salió antes de conocernos
¿Suena un poco psicópata? Es casi irresistible hacerlo y tratar de analizar qué fue lo que vio en ellas.
Necesitamos que nos recuerden que de verdad quieren estar con nosotras
En nuestra cabeza damos por hecho que un día nuestra pareja se levantará y nos dirá “adiós” sin motivo alguno. Por este motivo tenemos la necesidad que nos digan que en realidad les gusta estar con nosotras de manera sincera.
Es tonto, molesto y absurdo, pero inevitable de controlar.
Lloramos para intentar solucionar un problema
No somos buenas para pedir una disculpa y hacemos dramas que nosotras no podemos controlar (la mayoría de las veces).
No damos nuestra opinión sincera
Constantemente buscamos “agradar y estar de acuerdo” en vez de decir lo que en verdad deseamos o queremos.
Nuestras palabras no se conectan con nuestro cerebro cuando queremos hablar de algo importante
Por no decir las cosas directas y como son, terminamos enredando pensamientos con palabras que no van.
No disfrutamos tanto los momentos íntimos
En vez de dejarnos llevar, constantemente estamos preocupadas por no saber si estamos haciendo las cosas bien.