Es una tradición que el día de tu boda casi casi tengas que elegir a la fuerza un vestido blanco, el cual significa que llegas con pureza e inocencia al altar en donde se llevará a cabo tu boda religiosa.
¿Pero qué pasa con las mujeres que no somos ni tan puras, ni tan santas, y queremos llegar al altar de otro color? O que simplemente deseamos por puro gusto tener un vestido de nuestro color favorito. A fin de cuentas, es nuestra fiesta y nosotras tenemos todo el poder para elegir algo que nos haga sentir cómodas y felices.
Aquí les dejo algunas ideas para que cuando llegue ese inolvidable día, tengan más opciones.
Te verías muy bonita, ¡atrévete!
En caso de que no estés muy segura de quererlo totalmente de un tono, puedes combinar tonos claros.
Un estilo muy gótico y hasta posiblemente un poco victoriano.
¿Cuál va más con tu personalidad?