Sé que lamentarnos no soluciona nada, pero es válido quejarse. Es válido odiar la situación y anhelar una graduación que ya no sucederá ¿Lo peor de todo? Que después de tantos intentos ¡Este año al fin iba a graduarme! Lo único que me queda es ver estos vestidos para mantener la esperanza de que el próximo año será el bueno.
Un vestido rose gold que ya lleva un par de año haciéndome ojitos desde los aparadores. Bueno, aún me da tiempo de hacer dieta y lucir fabulosa en él.
Si no hubiera podido decidir entre dos ¡Hubiera usado un diseño de ambos! Habría sido la más original de las fotos.
Un prom dress all black. Con lo elegante que se ve una con este vestido perfecto y que pocas veces luce tan bien como en la graduaciones.
Como veo mucho Sex And The City ¡Yo amo el tul! Definitivamente me veo comprando mi vestido con tul exagerado y usarlo hasta para ir al mandado, como Carrie Bradshaw.
Ese vestido tornasolado que sin duda mi bestie la rara hubiera usado en la graduación ¡Dejando a todos impactados!
Era la ocasión perfecta para un vestido con mangas puff exageradas, como las que las estrellas usan en la alfombra roja.
Amaría poder arreglarme, maquillarme, peinarme, ponerme tacones dorados y un vestido de diosa griega.
Un vestido champagne, para resaltar mi gusto por lo vintage ¡Ni modo! Ya tendré otro evento para usarlo… como en mi boda… dentro de mil años.
Un vestido all white estilo boho. Lo que hubiera pagado porque me diseñaran este vestido de novela.
Para mi amiga alternativa, le dejo un vestido grunge que sin duda habría elegido para ser el squad mejor vestido de la graduación.
Si alguna vez pensé que el corte sirena estaba pasado de moda ¡Este vestido me cerró la boca! Parece sacado de un cuento de hadas.
Un vestido silver con blanco, porque cual novia, la pandemia me dejó vestida y alborotada para celebrar tantos años de esfuerzo.
Pero aún tengo fe en que tarde o temprano llegaré en “diva”, bajando de la limosina (oila) con el vestido de mis sueños.