Pero tranqui, ten paciencia, veces no extrañas a tu ex… extrañas sufrir con él. Y eso, mi ciela, se quita con disciplina emocional, un poco de humor oscuro y cero contacto.
Superar a alguien no es cuestión de voluntad… es cuestión de estrategia desquiciada, cínica y emocionalmente liberadora. Si lo que quieres es dejar de llorar, este artículo es para ti.
Método “santo remedio”: escribirle cartas que nunca envié
Pero ojo: no eran cartas románticas, eran cartas tipo “Gracias por arruinarme el algoritmo de Spotify, imbécil. No puedo escuchar reguetón sin pensar en tu cara de culpa.”. Terapéutico.
Haz un altar… pero de ridículo
Imprimí fotos suyas, les puse bigotes, le escribí frases como “aquí descansa mi tiempo perdido”. Reírme de mi obsesión la mató poquito a poquito. o para sufrir del asco puse fotos de el y su amante en todas partes… asi cada vez que lo extrañaba y veía las fotos, me volvía a enojar
Asigna un ringtone de payaso
A su número le asigné el tuturutú de circo. Cada que marcaba (sí, seguía marcando, obvio), en lugar de hacerme la chillona, me daba risa. Mi cerebro empezó a asociarlo con el ridículo que realmente era.
Plan B turbísimo
Cada vez que pensaba en él, me obligaba a visualizarlo haciendo algo cero sexy: como masticando con la boca abierta o en calzones viejos con hoyitos. SUPER funciona, el encanto se derrumba rapidísimo.
La técnica final: reemplazo mental
Cada vez que su cara me invadía, yo la sustituía con otra persona random (un actor, el de la tiendita, hasta Bob Esponja). Mi cerebro terminó confundido y se le quitó la costumbre