Razones por las que ya no quiero otro hijo

No me malentiendan, amo con locura a mi hijo, la experiencia de ser madre no la cambiaría por nada. Sin embargo hay cosas por las que no estoy dispuesta a pasar de nuevo. Tener un hijo es maravilloso, pero también tiene muchos momentos aterradores.

Así que aquí están las razones por las que ya no quiero otro hijo.

El embarazo.

Las mujeres que han tenido hijos no me dejarán mentir cuando digo que el embarazo no es como te lo pintan, de hecho es incómodo y aterrador. No me gustaría volver a pasar por lo mismo, 9 meses  me suenan a una eternidad.

Obvio, el parto.

Primero estás 9 meses pensando en cómo será ese momento y cuando llegas ahí crees que morirás. Es hermoso ver salir a tu bebé, pero ni loca paso por el mismo dolor nuevamente.

niña llorando

Mi cuerpo arruinado.

Ganas peso que parece que jamás se irá de tu cuerpo, te salen estrías por todos lados, hemorroides, varices, flacidez y un sin fin de males que conviven y convivirán contigo hasta mi final.

Desveladas.

No vuelves a dormir bien jamás, cuando están chiquitos es porque tienes que alimentarlos y mantenerlos con vida, y cuando están grandes por la preocupación de que no llegan a casa cuando salen de fiesta. ¡No pienso repetir este ciclo durante toda mi vida!

paredes

Los berrinches.

No puedo, simplemente no puedo, los berrinches son el infierno mismo. Cuando esa etapa termina das gracias a Dios por haber sobrevivido.

Paredes rayadas.

La verdad es que cuando tienes un hijo debes que aceptar que tu casa jamás volverá a estar arreglada y limpia. Pero que se metan con tus paredes no tiene nombre. Me rompí la espalda volviendo a pintar la casa entera y no lo volveré a hacer.

berinches

Comida botada.

Tardas más en terminar de hacer la comida, que en lo que tu hijo ya la agarró y la botó contra el piso, la pared, el perro o tu cara. Hoy al fin aprendió a comer como gente decente, así que así nos quedaremos para siempre.

Cansancio.

Creo que ya no recuerdo cómo se sentía vivir sin cansancio. Es agotador ser mamá, y si así estoy con uno, no me imagino como sería tener dos. Mis respetos a aquellas valientes que sí se aventuraron.

comida botada

Depresión constante.

No sé si sean las malditas hormonas, el estrés, el cansancio, la falta de tiempo para mí misma o todo lo anterior revuelto en mi interior. Pero hay días realmente malos que no quiero que se agudicen.

Dinero.

Yo sé que el dinero no lo es todo en ésta vida, pero cómo ayuda cuando tienes un hijo. No viven de amor solamente y la verdad creo que tener el doble de gasto no me ayudaría mucho ahorita.

Así que no me juzguen, sólo me atreví a decir lo que todas en algún momento hemos sentido.