Razones por las que no extraño para nada ir a la ESCUELA

Cuando creces la gente no deja de hablar de la nostalgia que sienten de su niñez, sin embargo hay cosas como la escuela que no me hacen sentir tristeza en absoluto. Seguro que a ti te pasa lo mismo.

Levantarme temprano.

Una de las cosas que no extraño es levantarme tan temprano para llegar a la escuela. “Siempre me parece muy temprano cuando tengo que levantarme para trabajar, luego me acuerdo que a la escuela entraba a las 7 y hasta escalofríos me dan”.

La tarea.

Seguro habrá muchas de ustedes a las que sí les gusta hacer tarea, pero honestamente yo no era de las más entusiastas. Obviamente tenía que hacerla, pero una de las cosas que me encantan de ya no ser niña es que el trabajo se queda en el trabajo y ¡no hay tarea!

Adiós a los exámenes.

Todo el estrés, las horas extra de tareas y estudio para poder pasar los exámenes es algo que definitivamente agradezco ya no tener.

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El uniforme.

A veces ya no sé ni qué ponerme para ir a trabajar, pero usar el mismo uniforme durante casi 10 años de mi vida, en definitiva me hace agradecer ya no tener que usarlo. Además por algo todos en la escuela se emocionaban cuando era día festivo y podías llevar “ropa de calle”.

El dinero.

Nunca voy a extrañar esa época donde el dinero depende de lo que te dan tus papás. Sí, esa famosa etapa de “estudihambre”.

Mi look.

No sé ustedes, pero cuando yo veo las fotos de lo que estaba de moda, pienso que cuando uno crece mejora sus gustos y que por nada del mundo volvería a mi look de la escuela.

Los que te caen mal.

Es típico que cuando un niño o niña te cae mal en el salón, los maestros y los papás hagan sus mayores esfuerzos porque se relacionen todos en armonía y se lleven bien. Pero la verdad es que no entienden que aunque eres niño, también te pueden caer mal otros niños, no por tener menos de 18 años eres optimista y te llevas bien con todos.

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Los profesores frustrados.

Nunca faltan esos maestros frustrados que tienen cero vocación de enseñanza y sólo se dedican a hacerte la vida de cuadritos sin razón alguna.

Los libros.

No piensen que soy una especie de floja y burra que no le gustaba estudiar. En este punto a lo que me refiero es a cargar los libros. Había materias en las debías llevar como 3 libros de más de 800 páginas que pesaban muchísimo. De hecho sigo pensando que tal vez por eso soy chaparrita.

Reprobar.

En realidad ni siquiera es necesario haber reprobado para sufrir por este tema. Muchas veces sufrías simplemente con pensar si ibas a lograr pasar una materia, y ese sentimiento tampoco lo extraño.

Los baños.

Es una tristeza este punto, pero la verdad es que los baños en las escuelas son una aventura asquerosa y poco grata. Me pone feliz saber que no tengo que visitarlos nunca más.

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