La vida es demasiado corta como para andar perdiendo todo el día intentando tutoriales de peinados que encuentras en Pinterest. Ya me cansé de que ninguno me salga y aprendí que vivir despeinada tiene muchas ventajas.
1. No te arrancas el cabello con las ligas.
Cada vez que usas ligas para hacerte algún peinado, es imposible quitarlas sin llevarte varios cabellos entre los dedos. Así que si dejas de peinarte, quedarte calva será una posibilidad mucho más lejana.
2. Puedes sentir el aire como se debe.
Vivir despeinada te dará la oportunidad de sentir el aire con libertad sin importar que tu cabello se alborote. Total, ya estabas despeinada.
3. La mañana te rinde más.
No tienes que levantarte una hora antes de salir a cualquier lado para quedar perfectamente peinada. Basta con pasarte el cepillo para desenredarlo y ocupar ese tiempo en desayunar algo delicioso.
4. No gastas en accesorios para el cabello.
Basta ya de gastar tu dinero en ligas, pasadores, diademas, moños y mil cosas más.
5. Luces un tanto Hipster.
Hoy no importa si andas despeinada ante la vida, de hecho te da un toque místico y un tanto hipster.
6. No más dolores de cabeza.
Traer todo el día un peinado que te jale y apriete el cuero cabelludo puede ocasionarte dolores de cabeza.
7. La frustración se va de tu vida.
Un peinado casi nunca te sale la primera ni la segunda vez que lo intentas, así que siempre la frustración te invade aunque no lo quieras. Si no te peinas no habrá por qué comenzar mal el día.
8. Comienzas a sentirte más natural.
Empiezas a darte cuenta que tu cabello al natural explota tu belleza. Tu seguridad aumenta sin duda alguna.
9. Te vuelves atrevida al cortar tu cabello.
Ya no vives obsesionada con tu cabellera larga ni con miedo de dejarla ir, y como ya no te la vives pensando qué peinados hacerte, puedes traerlo corto y disfrutarlo de la misma manera.
10. Recuperará su sedosidad.
Cuando decides darle rienda suelta a tu melena, ya no usas productos químicos para mantener un peinado en su lugar. Por eso está mucho más sano y recupera su sedosidad.
