Cuántas veces has recibido una disculpa que en lugar de saberte a disculpa, te sabe a que te están echando la culpa de algo que tú no cometiste, que minimizan tu sentir o que te dan el avión para zanjar con una discusión. Seguro que más de una vez.
Necesitamos empezar a reconocer cuando una disculpa, un perdón vienen con sincero arrepentimiento, porque de lo contrario seguiremos absorbiendo culpas que no son nuestras y permitiendo comportamientos tóxicos a nuestro alrededor.
Estos son algunos ejemplos de disculpas que no son disculpas:
Igual y sí me equivoque, pero tú…
Aceptan a medias su culpa y no de manera sincera, y bajita la mano te hacen culpable también.
Estás exagerando pero bueno, perdóname
Minimizar tus emociones y sentimientos para salirse del problema.
Sabes que te amo
Usar el ‘amor’ como arma para minimizar tu sentir.
Perdóname (lo vuelve a hacer)
La más típica y clásica…
Es que eres demasiado sensible
En lugar de aceptar su error te hacen creer que expresar lo que sientes es el verdadero problema.
¿Y si hacemos como que no paso?
Di no al borrón y cuenta nueva, aprende a exigir disculpas.
Ya sabes cómo soy
Como si su forma de ser fuera algo que no debe mejorar ni corregir.
¡Ya!, ¡Ok!, ¡Perdón! ¿feliz?
El que se disculpa agrediendo.
Una verdadera disculpa muestra remordimiento y arrepentimiento. Reconoce y empatiza con las emociones de la otra persona haciéndose responsable de sus acciones. Ofrece sinceras disculpas y muestra un cambio.