Todo empezó cuando Belinda denunció a Lupillo Rivera ante la Fiscalía por v1olencia digital y mediática, argumentando que su libro “Tragos Amargos” la expone con detalles personales, insinuaciones y frases que —según ella— vulneran su privacidad y dignidad.
Hasta ahí todo bien. Pero (y aquí es donde se pone sabroso) Lupillo contraatacó con una contrademanda, alegando que ella mintió en su declaración y que lo difamó públicamente.
Además, su defensa dice que en la denuncia Belinda reconoció que sí tuvo una relación con él, cosa que ella había negado en público mil veces.
O sea: Lupillo está diciendo básicamente “si me vas a demandar, al menos no te contradigas, reina”.
¿Está en problemas legales reales?
Sí… pero no tanto por ahora… solo es un pleito civil que podría terminar en multa, disculpa pública o en acuerdos económicos. (por ahora)
La contrademanda de Lupillo tiene como base “falsedad en declaraciones y difamación”, lo que podría complicar su imagen y futuros proyectos, más que su libertad.
El verdadero problema de Belinda
No es solo Lupillo. Es que el público ya la tiene en la mira desde hace rato: entre su fama de “colecciona corazones y los factura” y esta guerra legal, la narrativa se le está escapando de las manos.
Y lo peor: la mamá de Belinda se mete en la trama: dicen que pidió la mitad de las regalías del libro de Lupillo para bajar el escándalo. Él, por su parte, niega que quiera ver a Belinda en la cárcel —al menos públicamente—, dice que solo busca limpiar su nombre.
Belinda no ha contestado oficialmente, Pero cada vez que guarda silencio, el rumor crece más