Si pensabas que el 2025 ya no podía darnos más drama, Belinda dijo: “aguántame”.
La cantante, ícono de la estética celestial-pero-tóxica, acaba de meterle demanda a Lupillo Rivera por hablar de más. Y no poquito, sino por violencia digital y mediática, porque al parecer su ex no entendió que “lo nuestro ya fue” también aplica para los podcasts, libros y entrevistas.
Todo comenzó cuando Lupillo, muy valiente él, decidió revivir su “historia” con Belinda en su libro Tragos Amargos, soltando detalles que nadie pidió. Y claro, Belinda —que puede pasar de “ángel de porcelana” a “abogada con fuego”— no se quedó callada. Presentó una denuncia formal y consiguió que el juez le pusiera un “no me hables, no me busques, no me nombres” legal.
Mientras tanto, Lupillo guarda silencio (posiblemente por consejo de su abogado y del sentido común, que llegó tarde, pero llegó).
Y Belinda, en su máximo estilo revenge era, subió una foto vestida de santa, mirada divina y aura de “yo no peleo, yo elevo el caso”. Internet explotó, obvio.
Porque una cosa es ser ex de Belinda… y otra muy diferente es querer jugar con la paciencia de una mujer que tiene abogados, fans y un altar de velas blancas listos para bendecir o maldecir, según se requiera.