Al parecer, el internet está viviendo un déjà vu que nadie pidió: Ángela Aguilar “volvió” a ser amada… según ella y su equipo de marketing.
Sí, la misma estrategia de siempre: hashtags, videos y frases tipo “que nadie calle tú voz” — porque nada grita “autenticidad” como una campaña pagada con presupuesto de disquera.
El trend que nadie pidió (ni siguió) “QUE SUERTE”
Todo empezó en TikTok, cuando Ángela intentó lanzar un nuevo trend, pero, sorpresa: nadie lo siguió. Ni sus fans, ni los neutrales, ni los bots del algoritmo.
El único trend que funcionó fue uno viejo, de cuando ella era niña y cantaba con ternura antes de descubrir el autotune.
La gente lo está usando ahora para hacer memes tipo: “que suerte los sordos… para no oír esto.” “que suerte ser la amiga, que suerte ser la tía, que suerte ser la amante, después la madrastra, que suerteee jaajajaj”
Así es: el trend se volvió viral, pero no por la razón que ella quería.
La trampa del “amor del público”
Y justo cuando todos pensaban que Ángela se quedaría callada, reaparece con su frase estrella: “Que nadie calle tú voz.”
El detalle: se descubrió que su equipo armó toda una mini campaña para fingir apoyo masivo.
Pancartas, videos con fans llorando, mensajes perfectamente editados… todo muy inspirador, muy “Cazzu en modo comeback”, pero con un plot twist: era falso.
Sí, la gente notó que esas mismas frases ya las había usado en otras campañas pasadas. Mismo concepto, distinto outfit.
Y aunque nadie la odia abiertamente (ok, tal vez un poco), el público no logra conectar con ella.
Cada vez que intenta mostrarse “cercana”, algo sale forzado, y el internet no perdona lo forzado.
No sabemos si Ángela quiere recuperar el cariño del público o solo los números del algoritmo, pero lo que sí sabemos es que ya se gastó más en marketing que en afinadores de voz.
Y para echarle más leña al fuego jejeje…
Nadie duda que Ángela tiene “talento” (ejem.. ejem… dinero), pero también tiene algo peor que un mal disco: mala estrategia. si sigue intentando convencernos de que la amamos, el efecto va a ser el contrario.
Y sinceramente, esperamos que se dé cuenta pronto… porque el cariño no se compra con campañas, ni hashtags, ni videos llorando. Se gana — y de momento, ella ya gano, pero el odio de internet