Ya no te soporto más, me has colmado la paciencia y hoy me largo de tu vida. Podrán parecer cosas insignificantes para ti, pero no tengo por qué vivir soportándolas todos los días de mi vida.
¡Adiós!
Cada vez que te cuento algo super emocionada, te doy detalles esperando al menos una emoción de tu parte. ¿Y tú que haces? Respondes con monosílabos o me das una sonrisita que dice: “No escuché nada de lo que dijiste, pero que chido ehhh”.
Te pido un favor y más tardo en terminar de hablar, que en lo que tardaste tú en olvidarlo.
¿Es tan difícil bajar la maldita y bastarda tapa del baño? ¡Te lo he pedido millones de veces! ¡Ladea la cabeza para ver si así se conectan tus neuronas!
Te cuento algo de manera seria y tú estúpidamente crees que por alguna extraña razón estoy bromeando, y de ahí ni quién te saque.
Te envío mensajes deseándote un buen día o intentando romancear, y tú simplemente no los contestas o tardas años.
Olvidas todas las fechas importantes, mi cumpleaños, nuestro aniversario y cosas que hemos vivido juntos. No sé si te haces o de verdad tienes algún problema mental.
A veces cuando estoy hablando, tú simplemente decides no poner atención, pero lo que más me molesta es que te pregunto tu opinión para ver si me has escuchado y tú finges que lo has captado todo, pero la verdad yo veo tu mirada ida, perdida en el universo.
Estoy fastidiada de que seas más sucio que un marrano en su chiquero y además te guste vivir así. ¡Apestas!
Ya no hacemos nada los fines de semana por tu obsesión con el fútbol y los videojuegos.
Hace meses que no veo tus ojos, todo el tiempo estas con la mirada pegada al celular. Salir contigo es como salir sola, así que mejor dejo de cargar un bulto y realmente salgo sola.
Así que me largo, ni te deseo suerte porque simplemente no la obtendrás con esa actitud ante la vida. ¡Au revoir! (Por si no sabes lo que significa, es “Adiós” en Francés).
