Antes de que te ofendas, esto no va de marcas. Va de vibe. Porque sí, puedes traer un outfit de diseñador y aun así parecer que te vestiste en la oscuridad de una tienda de remates. Hay colores que, juntos, gritan “no sé qué hago con mi vida”, y aquí te voy a decir cuáles son, para que no salgas a la calle dando pobre energy sin querer.
Negro con café:
Mira, esta combinación solo funciona si eres Kendall Jenner en París o si tu ropa cuesta lo que mi renta anual. Si no, se ve como que agarraste lo primero que encontraste en el buró. Es el equivalente visual de decir: “me dio flojera vestirme, pero quise fingir elegancia”.
Rojo con verde (modo piñata):
Sí, muy navideño todo, pero fuera de diciembre parece que vas disfrazada de adorno de árbol. Y no, no es festivo aesthetic, es ayúdame, no sé combinar.
Rosa con amarillo chillón:
Esta dupla puede verse cara en pasarela, pero en la vida real parece que trabajas en una feria o que te patrocina un marca de marcatextos. Si lo tuyo es el color, ok, pero bájale dos tonos o te vas directo al look “tamal de elote con moño”.
Azul marino con negro:
La combinación más confusa del planeta. Es como si tu outfit no supiera a qué grupo pertenece. En fotos parece que traes uniforme de secundaria privada, y en persona, que estás a punto de ir a un velorio chic.
Gris con beige sin intención:
Si no sabes jugar con texturas, este combo es peligroso. Se supone que es “minimalista”, pero en ti parece “me puse lo que estaba limpio”. Si vas a usar tonos neutros, que se note que fue una elección, no una consecuencia del cansancio.
(Si usas más de tres colores al mismo tiempo y ninguno tiene sentido entre sí, estás en el multiverso del mal gusto. El truco está en parecer que lo hiciste a propósito, no que un arcoíris te vomitó encima.)
EN FIN…
Vestirte bien no es tener dinero, es tener coherencia visual. Si tu outfit no se entiende, tu energía tampoco. Así que la próxima vez que te mires al espejo, pregúntate: “¿parezco rica o parece que fui al tianguis sin rumbo?”. Y si dudas, cámbiate.
