Hay algo que no te dijeron en los cuentos de hadas: no todos los novios quieren cariñitos diario. Shocking, lo sé. Tú bien caliente, y él… viendo memes de perritos a las 11 pm. ¿Qué está pasando aquí? ¿Está roto? ¿Eres tú? ¿Se acabó el amor? Respira, que aquí vamos con el breakdown
La intimidad NO es igual para todos (sí, aunque sea tu pareja)
No porque tú tengas ganas de poner reggaetón lento tres veces al día, él va a estar en el mismo canal. Hay gente que no es tan deseosa. No es raro. No es grave. Y no es que no te desee. A veces, solo… no lo necesita tanto. ¿El plot twist? A lo mejor tú sí. Y ahí empieza el drama.
“Pero yo quiero más, ¿eso me hace intensa?”
No, reina. Te hace humana. Con necesidades. Como cuando te antojan Doritos a las 2 am. El problema es que si tú sientes que siempre eres la que “tiene ganas” y él nunca, empiezas a rayarte: ¿será que no le gusto? ¿me está engañando? ¿le gusta su compañera del gym que hace sumo squats y smoothies verdes? puede que no sea nada de eso. El deseo no es constante, y menos si él está estresado, con ansiedad o simplemente tiene un ritmo distinto. A veces lo prende el estrés, a veces nada lo prende, y a veces lo prende que tú le digas “ven” en bata de baño y sin brasier.
“Me toco porque si no, reviento. ¿Está mal?”
No, amiga. Está bien. Es autocuidado. Es autoestima. Es salud pública. tocarte no te hace menos fiel ni desesperada. Es como si él tuviera hambre y tú no quisieras cenar: ¿le vas a decir que no coma? Pues no. Tú estás cuidando tu energía, tus hormonas y tu paz mental.
¿Y si me siento rechazada?
Eso es válido. Porque sí duele sentir que quieres conectar y el otro solo quiere dormir abrazado a su almohada. Pero ahí entra la parte incómoda que evita el 90% de las parejas “Estoy pasando por algo mental/emocional que me baja el líbido” “No me doy cuenta, pero lo trabajamos” “No me importa y no quiero hacer nada al respecto” (y entonces, ya sabes qué sigue…)
¿Se puede solucionar?
Sí, pero no como en las pelis. Aquí no hay solución mágica de “ponte lencería y lo prendes”. Porque si el problema es emocional, hormonal o mental, ni una tanguita con luces led lo va a arreglar. Pero sí puedes:
- Proponer juegos sin presión (masajes, historias hot, roleplay light).
- Invertir los roles: que él te vea, te escuche, te desee sin que todo termine en intimidad.
- Normalizar el tocarse solo como parte del menú, no como plan B.
- Entender que si el amor está, hay formas de mantener la conexión sin que todo dependa de la intimidad
¿Y si simplemente no somos compatibles?
Pues eso también es válido. A veces, por más que se amen, tienen libidos tan diferentes que terminan frustrados, heridos o resentidos. Y eso no es sano ni sexy. A veces lo más hot que puedes hacer por ti misma es decir: “me amo tanto que no me voy a seguir apagando por nadie”.
Y sí, hay forma de vivir un vínculo donde ambas personas se sientan deseadas, seguras y conectadas. Pero no se logra callando todo. Se logra hablando y eligiendo. Incluso si eso significa elegirte a ti.