Cómo llamar la atención de un hombre sin rogar

Estrategia de agenda llena

Hazte difícil. No estés disponible como Oxxo. Tú eres restaurante con estrella Michelin: se reserva con tiempo o no se reserva. Dile al cucaracho: “Puedo verte el jueves, de 3 a 4… si me acomodo.” Que entienda que tu tiempo es lujo.

Misterio ON, publicación OFF

Deja de contarle todo. No documentes tu día como si fueras Discovery Channel. ¿Comiste? Bien. ¿Lloraste? También. Pero guárdalo. Que no tenga acceso total. Que se pregunte qué estás haciendo, con quién, dónde… y por qué no lo invitas.

Aparece menos, vale más

No eres cereal en promoción. Eres edición limitada. Así que reduce apariciones. Desactiva tu radar, y que él lo active. Nada de “Hola, ¿cómo estás?” cada 2 días. Nada de stories con indirectas. Desactívate y observa cómo se activa.

Sácale un susto

Hazle pensar: “¿Y ahora qué hizo?” Cambia tu rutina, tu ropa, tu vibe. Aparece un día como si fueras otra. Que sepa que si te deja sola un rato, te actualizas como iPhone. Que si no te cuida, se queda atrás en tu evolución.

Que te vea en tu propia misión

Deja de esperarlo en el muelle de la vida. Súbete a tu barquito y navega. Haz tus planes, tus sueños, tus movidas. Que se entere por terceros que te estás moviendo, creciendo, viviendo. El hombre no se enamora de quien lo espera… sino de quien ya va en camino, de quien parece difícil de conquistar!!

Refuerza tu individualidad

Haz más por ti, sin él. Si todo lo que haces gira en torno a ese hombre, se te nota. Haz cosas que no le incluyan: cursos, viajes, negocios, proyectos. Y cuando te pregunte: “¿Por qué no me contaste?”, respóndele: “Porque no eres mi prioridad.” ( o tal vez no eso, suena agresivo jejeje)

Sé novedad, no costumbre

Una mujer predecible es fácil de soltar. Una mujer impredecible es adictiva. Que no sepa si vas a aparecer con look de ejecutiva, de hippie mística o de CEO en ascenso. Sé interesante, porque lo monótono se reemplaza. Lo intrigante, se persigue.

Juega con la nostalgia

Usa el perfume de la primera cita. Ponte el vestido con el que le diste el primer beso. Tírale una frase de esas que lo dejaban sin aire. Que se le revuelva el estómago como el día uno. La memoria emocional es tu aliada. Úsala bien.

Deja de ser su supervisora

No eres su jefa, ni su mamá, ni su GPS. No lo vigiles, no lo regañes, no lo persigas. Vuelve a la energía que lo enamoró: ligera, segura, encantadora. Si siente que todo el día estás encima, va a buscar aire en otro lado.

 El truco es volverte tan tú, tan auténtica, tan espectacular… que le den ganas de cambiar él para estar a tu altura.