Las peores cosas que me pasaron usando tanga

Un día decidí  “quiero ser sexy”. Me puse mi tanguita nueva con encaje toda coquette y en la noche regresé pero con ARDOR ay hijo su pinchi madre… ni SATANAS!!!,  esa cosa me dejo el ogt todo negrette  pero bueno ahí te va lo que me paso…

El hilito asesino

Nadie me dijo que caminar 15 minutos con una tanga mal puesta era equivalente a lija industrial + trasero expuesto + lágrimas contenidas. Literalmente sentí cómo me iba dividiendo el alma.

Se me marcó… y no donde quería

Todo iba bien hasta que mi crush me dijo “traes algo atorado en el pantalón”. Era mi tanga. Bien marcada. Bien alzada. Y yo con ganas de evaporarme.

Me dio una infección estilo “Sonríe, Dios te ODIA”

La maldita tanga no solo me raspó la existencia, también me dejó una infección digna de episodio de Grey’s Anatomy. Conclusión: usar tanga mojada después del gym = combo letal.

Me traicionó en público

En un mal paso (literal), el pantalón se me bajó tantito y la tanga gritó: ¡sorpresa! en plena fila del súper. ¿Y lo peor? se me roso el chiquistrikis y se me oscureció más.

Moraleja:

La tanga es traicionera si no se respeta, si la vas a usar:

  • Que sea de tu talla.
  • No vayas al gym con ella.
  • No le tengas fe ciega.
  • Y sobre todo, lleva papel, por si te toca ir al baño público (y descubres que era más decorativa que funcional).

La sensualidad no está peleada con la salud. Pero…. ¡Que viva la comodidad… y el calzón de algodón!