1. No se casan con la más guapa
Ni con la más intensa. Ni con la que les dio todo. Muchos hombres no se casan con la que más desean… sino con la que más les conviene. Sí, así de crudo.
2. La decisión es estratégica, no pasional
La mayoría analiza: ¿Qué dirá mi familia? ¿Encaja con mi estatus? ¿Cómo me veré con ella a largo plazo? ¿Qué tan controlable es? ¿Está dispuesta a dejar todo por mí?
Si la respuesta es sí, aunque no la amen tanto… se quedan.
3. No se trata de amor, se trata de “paz”
Muchos no quieren una mujer que los rete, los confronte o los haga cuestionarse. Quieren una que les dé paz… incluso si esa paz es solo comodidad disfrazada de amor.
4. La belleza pasa a segundo plano
Claro que el físico importa, pero cuando deciden formalizar, no eligen por “quién les enciende más la llama”. Eligen por quién no les prende fuego la estabilidad.
5. Tú puedes ser las dos (si quieres)
Sí, hay mujeres que son deseadas y elegidas. Que tienen la chispa y la estrategia. Que no se minimizan por amor y que aún así, las escogen.
Pero no es suerte. Es inteligencia emocional, autoestima, y cero ganas de rogar.
Muchos hombres se casan con la que les conviene… no con la que más aman. Así que deja de idealizar relaciones ajenas y mejor pregúntate:
¿Tú estás siendo elegida? ¿O convenientemente usada?