La ansiedad no siempre se manifiesta como lo imaginamos: respiración agitada, temblores, o un ataque de pánico evidente. A veces, la ansiedad se esconde detrás de comportamientos, sensaciones o pensamientos que no asociamos de inmediato con ella. Aquí te dejamos una lista de cosas que también son ansiedad, aunque a veces no lo parezca.
Pensar demasiado (y en todo)
¿Te has sorprendido revisando cada detalle de una conversación pasada, temiendo haber dicho algo mal? Esa rumiación constante puede ser ansiedad disfrazada. Analizar cada posibilidad hasta el cansancio es una forma en la que tu mente intenta prepararse para todo… aunque al final te agote.
Cansancio constante, aunque hayas dormido bien
La ansiedad puede desgastar tanto tu mente que, incluso después de un sueño reparador, te sientes agotado. Esto sucede porque tu cerebro ha estado “trabajando de más”, incluso mientras dormías.
Procrastinar tareas importantes
No siempre es pereza. Muchas veces, postergar tareas que sabemos que debemos hacer se debe a la ansiedad. El miedo al fracaso o a no hacerlo “perfecto” nos paraliza, haciendo que lo dejemos para después.
Dudar de todo lo que haces
¿Es suficiente lo que hiciste? ¿Podrías haberlo hecho mejor? Esta inseguridad constante no siempre es falta de confianza, sino un síntoma de ansiedad que nos hace cuestionar nuestras decisiones.
Molestias físicas sin explicación aparente
Dolor de cabeza, tensión en el cuello, molestias en el estómago… La ansiedad no siempre se queda en la mente; a menudo encuentra su salida en el cuerpo.
Estar siempre “ocupado”
A veces, llenamos nuestra agenda con actividades para evitar lidiar con lo que nos preocupa. Este exceso de ocupación puede ser una estrategia (no tan sana) para escapar de nuestra ansiedad.
Ser extremadamente perfeccionista
El perfeccionismo no siempre es sinónimo de disciplina. Puede ser una señal de ansiedad: una necesidad constante de controlar cada detalle para evitar errores y, por ende, críticas o juicios.
Irritabilidad inesperada
Cuando estás ansioso, tu mente está tan sobrecargada que las pequeñas cosas te sacan de quicio fácilmente. Esa irritabilidad es una manera en la que tu cuerpo muestra que necesita un descanso.
Dificultad para tomar decisiones
Desde elegir qué ropa usar hasta tomar decisiones importantes, la ansiedad puede bloquearte. Temes elegir “mal” y te pierdes en un bucle de indecisión.
Tener problemas para relajarte, incluso en tu tiempo libre
¿Te cuesta disfrutar un día libre sin sentirte culpable por no estar “haciendo algo productivo”? Esa sensación también es ansiedad: tu mente se niega a desconectarse.
Perderse en medio de una conversación
Disociarte en medio de una conversación y perder el hilo de lo que se dice, es ansiedad.
Aislarse de todos y todo durante días o semanas
El aislamiento es un síntoma de ansiedad, este es provocado por combinación de muchas razones como las anteriormente mencionadas.
Cancelar a último momento
Emocionarte con un plan, o incluso planearlo y a la mera hora cancelar es un síntoma de ansiedad.