Crecemos con la idea de que estamos en deuda eterna con nuestros padres, que ellos nos crearon y que eso les da derecho a manejar nuestra vida entera; que les pertenecemos, aún siendo adultos. Pero no es verdad, ni les perteneces, ni tienes que cumplirles las expectativas, ni estás en deuda con ellos.
Y no quiero que esto se malinterprete, porque puedes agradecer lo que han hecho por ti y lo que te han dado. Pero debes comprender que el agradecimiento y el estar en deuda no son sinónimos. No estás en deuda, porque era su responsabilidad y obligación criarte de la mejor manera posible y darte lo necesario para convertirte en un ser independiente. Puedes agradecer, pero no te generes culpas ni cargas que no son tuyas.
Desde antes incluso de nacer, nuestros padres se crean en su cabeza miles de ideas de cómo seremos, lo que haremos con nuestra vida y prácticamente nuestro futuro entero. Y cuando vas creciendo y se van dando cuenta que tú no estas yendo por el camino que ellos te trazaron, es ahí cuando los conflictos surgen, cuando quieren opinar, manipular y tomar decisiones que sólo te corresponden a ti, es ahí cuando los límites deben hacer su aparición.
¿Y a qué me refiero con límites? A decir ‘No’, a tomar tus propias decisiones sin importar si están acorde o no a las expectativas y gustos de tu familia. No será bonito ni fácil pero te traerá grandes beneficios.
Y estas son algunas de las señales que te alertarán de que es hora de poner esos límites:
– Se meten con tu elección de pareja
-Te dicen qué carrera estudiar
-Opinan sobre tu cuerpo o tu forma de vestir
-No quieren que te independices y te chantajean emocionalmente
-Te presionan para casarte y/o tener hijos
– Quieren que tú hagas con tu vida lo que ellos no pudieron o no se atrevieron a hacer
-Te dicen que no eres capaz de tomar buenas decisiones
-Si tienes hijos, quieren criarlos ellos como si fueran suyos
-Quieren controlar lo que haces con tu dinero y tu tiempo
Estas son sólo algunas pero ya sabes por dónde voy. Recuerda que los límites te permitirán ser libre y feliz. Es una obligación que tienes contigo misma, con tu salud mental y emocional.