Cada vez se hace más común la frase “No sé que hacer con mi vida”.
Salimos del colegio y debemos elegir la carrera que definirá nuestra vida, la que seguiremos durante 50 años más. Algunos tendrán la suerte de poder cambiar su camino en el transcurso de los años. Otros, por miedo o tercos, no lo harán y se verán atrapados en su decisión por lo que queda de sus vidas.
La sociedad de hoy en día te presiona para ser como el resto, para tener tu vida ya resuelta, sin dar lugar a las dudas. Las preguntas: “¿Y si todavía no sé qué quiero?, ¿Si no conocí lo que me apasiona y quiero ejercer por el resto de mi vida? ¿Si quiero tomarme un año, dos o 5 para viajar?, ¿Si no quiero estudiar y quiero trabajar y arrancar mi emprendimiento? se convierten en algo de nuestro día a día.
Esta presión constante que sentimos hace que tomemos malas decisiones. Nos apura y empuja, sin dejarnos frenar y pensar en nuestro futuro
Si te esta surgiendo esta pregunta en este momento de tu vida, te propongo frenar y pensar. Frenar y sacar todas las voces exteriores dentro de ti. Que quede solo la tuya.
Pensar qué es lo que quieres hacer el resto de tu vida. Cómo quieres pasar los días que te quedan. ¿Prefieres enfocarte en el dinero estudiando una carrera con un “buen titulo” que no te gusta del todo? o estudiar algo (quizá) menos reconocido pero que te hace feliz y que eventualmente te podría hacer ganar hasta más dinero. Eso solo tú lo puedes decidir.
Vivir de algo que no te genere felicidad es la forma mas cruel de vivir
Muchas veces seguimos la corriente por miedo a perdernos, a ser distintas o quedarnos atrás. Pero nos olvidamos que cada una tiene su propio destino, no todas tenemos que seguir esa corriente.
No digo que sea el trabajo de tus sueños, pero por lo menos que sea uno que te inspire y te genere felicidad. Sea porque te da el tiempo necesario para poder estar con tus hijos o porque queda cerca de la casa de tus padres, o porque puedes viajar mucho. Cada uno tiene sus pros y sus contras… La idea esta en encontrar felicidad en las pequeñas cosas.
Gracias a: Stella Star