Sí, sí…
Sí te voy a dejar, pero las piernas sin ganas de caminar.
Sí, sí, te voy a dejar, pero sin miedo de que te quieran bonito.
Te voy a dejar, pero los muslos adoloridos y te voy a dejar toda mordisqueada por los hombros los labios hinchados de tanto beso.
El perfume del sol cosechándose en tus poros.
Te voy a dejar sin angustia y vas a renunciar a los tormentos que quisieron hospedarse en tu rutina.
Le vamos a cambiar el nombre a todos los planetas y haremos un plantón frente a la aurora… y ya no será difícil hacernos de un palacio en las nubes.
Sí, sí…
Sí te voy a dejar, cartas en la puerta y una que otra palabra que te haga no perder rumbo.
Sí, sí…
Te voy a dejar en tu soledad cuando me lo pidas y podrás regresar sin excusa porque cada ser humano necesita su espacio de vez en cuando.
Sí, sí…
Te voy a dejar que me conviertas en tu lugar favorito al que quieras acudir cada vez que necesites inspiración y sentirte amada.
Por: Quetzal Noah