Si pudiera pedir un deseo, pediría el que pudieras verte a ti mismo con mis ojos, sólo así sabrías lo importante que eres para mí. Lo que significas. Lo que me haces llegar a sentir con sólo verte.
Hay quien se pregunta cómo una relación puede durar tanto. Cómo no te cansas después de tanto tiempo, me preguntan. Y cómo me voy a cansar, les contesto. Si teniendo a alguien como tú al lado es imposible, si cada día es algo nuevo, si todo es como el principio, si nada cambia. Que no sé, no sé si estamos hechos el uno para el otro, pero si hemos llegado hasta aquí es porque seguimos eligiéndonos cada día. Y, amigos, eso es como estar hechos el uno para el otro.
Que no me canso de su sonrisa al verme, ni de esa mirada cuando sobran las palabras. Que no pienso dejar de rozar su mano cuando esté al borde del precipicio, y cuando no también. Que no te puedes ni imaginar la seguridad que tengo al estar agarrada de su mano, es un instante donde hasta los miedos desaparecen. Que no me canso de su abrazo inesperado, y sus besos fuertes que no terminan nunca. Que puede que me canse de las despedidas, pero supongo que los reencuentros siempre ganan la partida. Que no me hablen de distancia si no saben cuánto nos queremos. Siempre tendrá más valor el verte de nuevo.
No me canso de sus historias, ni de los términos raros que tienes que aprender cuando estudias. No me canso de los kilómetros que tengo que recorrerme para llegar a donde estás. No me canso de tu risa contagiosa, ni de las tonterías que pueden amenizar una tarde. Tampoco me canso de esa llamada, cuando menos me lo espero, que me alegra el día. Y cómo me voy a cansar de esa sonrisa que recompone la vida.
Qué le voy a decir a aquellos que preguntan, si no te tienen a ti al lado, si no me van a entender. Que hay quien presume que tiene dinero. Pero yo presumo que te tengo a ti.
Al fin y al cabo, tenerte vale mucho más.