Selena Gomez se caso ¡Por fin tuvo su boda Disney!

Amiga, no estás soñando: Selena Gomez ya se casó con Benny Blanco. Sí, nuestra eterna “princesa de Disney” que sobrevivió a la bruja de Los Hechiceros de Waverly Place, a las baladas de desamor y al ex tóxico de Canadá… ahora se vistió de blanco y dijo “sí, acepto”. O sea, la Cinderella latina ya coronó su cuento de hadas, aunque el príncipe no fue Justin Bieber sino el productor con cara de “yo te hago beats pero también te hago desayuno”: Benny Blanco.

La boda fue en Santa Bárbara, súper íntima pero con invitados que parecen casting de los Grammys: Taylor Swift (porque obvio, esa mujer no se pierde ningún highlight de la vida de sus amigas), Ed Sheeran, Paris Hilton, hasta Steve Martin. Básicamente, si no tenías un premio Grammy o un Emmy en tu repisa, no entraste. Selena se aventó un vestido Ralph Lauren custom, con flores y vibe romántico. Benny también en Ralph Lauren, porque aquí nadie va al Liverpool de último minuto.

Y mira, esta historia no empezó ayer. En 2024 se comprometieron, en marzo sacaron un álbum juntos (I Said I Love You First, literal un spoiler de su relación) y desde ahí se veía venir que iban en serio. Entre viajes, cenas fancy y declaraciones tipo “my wife in real life” en Instagram, la narrativa ya estaba escrita.

Ahora, lo ácido: claro que todas pensamos en Justin Bieber. Porque sí, ese capítulo marcó a medio fandom y dejó a Selena como la princesa atrapada en una relación tóxica que parecía más Villano de Disney que príncipe azul. Pero ¿qué hizo ella? Exacto: plot twist. No terminó con el “príncipe oficial de la franquicia”, sino con el side character que nadie vio venir. Y honestamente, se siente más final feliz. Como esas pelis donde la chica ignora al guapo cliché y termina con el raro del club de música.

Y Benny… bueno, él ha dicho que sueña con ser papá. Selena ya dejó claro que por su salud quizá no pueda tener hijos biológicos, pero que no descarta adoptar o buscar otra opción. Así que el cuento de hadas no es el típico “vivieron felices y comieron perdices”, sino uno más realista: con cicatrices, pero con mucha complicidad.

En resumen: Selena ya cerró el ciclo Bieber, se graduó de las canciones de despecho y ahora se puso el vestido blanco en serio. La princesa de Disney que veíamos toda rota en nuestras playlists ahora está casada, estable y con álbum de amor bajo el brazo. Y nosotras aquí, llorando y brindando porque, aunque no fuimos invitadas, sí fuimos testigos virtuales de su final feliz alternativo.