Mi vecindario era perfecto, todo estaba en paz. Yo soñaba con el momento de llegar a casa y disfrutar de mi dulce hogar, hasta que el vecino…
Se compró un perro.
Llegó siendo la cosa más hemos y cariñosa del mundo. Pero claro, le dio flojera educarlo, no lo saca a pasear y ahora el pobre se la pasa ladrando, taladrándome el cerebro día y noche.
Cree que las aves son mascotas.
Además de sentir tristeza cada vez que las ves encerradas, hacen mucho ruido y no huelen nada bien.
Decidió tener otro hijo.
Todo el día le están gritando al niño. Lo regañan tanto que hasta tú te pones a llorar, y ahora te dan la noticia que tendrán otro bebé. Adiós a mis horas de sueño.
Se niega a deshacerse de su maldita carcacha.
Todavía no entiendo por qué la gente hace eso. ¿En serio piensan “tunearla” algún día? Lo peor es que ya lleva años en el mismo lugar sin moverse, quita estacionamiento y tienes que dejar tu carro lejísimos.
No deja a su rancho atrás.
Otra de las cosas inexplicables de la vida. ¿Para qué tener un gallo en un lugar habitacional? Ni siquiera es que me ayude a despertarme por las mañanas, se la pasa cacareando todo el maldito día.
Se siente baterista.
Otra de las desgracias de la vida. Decidió que tenia talento para la batería, se la pasa ensayando día y noche y jamas mejora ni mejorara.
Se siente el popular del barrio y hace fiestas cada fin de semana.
Y así, fin tras fin ahí tienes a la patrulla, llevándoselo porque una vez más se puso mala copa. O en el mejor de los casos, a la esposa levantándolo de la calle.
Tu vecina entró en la menopausia.
Ahora tienes que vivir preocupada de no encontrártela en los pasillos o pagarás las consecuencias.
Ama el karaoke.
Fue y compro un estéreo de los más potentes, pero no sólo eso, adquirió el que tenia Karaoke. Ahora tendrás que aguantar sus berridos, porque obvio él siente que canta como los mismísimos ángeles.
Comparte si tienes algún vecino así, o en el peor de los casos si tú eres uno de ellos.