Llegaste al punto donde tu ex te da más asco que ternura
Ese momento glorioso donde piensas en él y, en lugar de mariposas, sientes el mismo revoltijo que una torta de huevo caducado desde la época de Colón. Antes te derretías por sus manos, ahora ni con un palo lo tocarías. Y lo mejor: te da igual. Ni te atrae, ni te interesa, ni te calienta. Es como ver tu ropa emo del 2012: nostalgia, pero jamás lo volverías a usar.
Felicidades, ya eres oficialmente reina
Si has llegado aquí, apláudete fuerte. Porque ese repudio que ahora sientes no es odio, es liberación. Es tu cuerpo y tu mente gritándote: “YA BASTA, SOMOS UNA DIOSA, NO UNA BASURA RECICLABLE.” No necesitas venganza, ni closure, ni un último beso. Ya ganaste: te repugna.
Tú arriba, él en el centro de la Tierra
Él está allá abajo, rascando piedras como topo frustrado. Tú estás arriba, montada en un cohete de la NASA rumbo a Andrómeda. La distancia real siempre fue esa, solo que ahora ya lo ves claro. Y cuando mires atrás, vas a reírte de haber llorado por alguien que no te llegaba ni a la sombra del tacón.
El futuro sin cucarachas
Ahora duele, obvio. Lloras, suspiras y hasta escribes cartas que nunca mandas. Pero tranquila: en unos meses no vas a llorar lágrimas, vas a escupir bilis de la risa al recordar que ese tipo una vez te dijo “princesa”. Y ese día vas a saber que sanaste de verdad.