Kylie Jenner no asistió a la premiación de los Oscars, pero sí a la ya tradicional after party que Vanity Fair realiza cada año. Ella es una de las invitadas de honor, y como tal tiene que llegar echando chispas a la alfombra roja, porque obvio, es Kylie Jenner.
Y si bien el cometido se cumplió, este vestido le costó bastante caro porque no pudo sentarse en toda la noche, ni siquiera en el automóvil que la transportó.
Ella misma compartió una graciosa foto mostrando su triste realidad, con la leyenda: “Realmente no me pude sentar pero valió la pena”.
Fue lo máximo que logró.