Si tienes la fortuna de que tu mente se haya abierto y que en tu perro no veas sólo una mascota, sino a tu mejor amigo, entonces esto pintará una hermosa sonrisa en tu rostro.
1. Creas un lenguaje.
Tienes 4 mil tonos diferentes para hablar con tu perro. Ya no conoces la pena porque el amor sobrepasa.
2. Planeas viajes con él.
Disfrutas tanto estar a su lado, que en tus días libres planeas escapadas con él.
3. Celebras su cumpleaños.
Con pastel, velas, globos, regalos y toda la cosa.
4. Le cuentas tu día.
Llegas a casa y ves su hermosa colita moviéndose de felicidad, así que es imposible no contarle cómo te fue. Pero eso no es todo, tú también le preguntas cómo estuvo su día.
5. Acudes a él cuando algo no anda bien.
Sabes que tu perro siempre estará ahí contigo cuando tengas días tristes. Un abrazo y un beso lleno de baba siempre reconforta tu alma.
6. A veces prefieres quedarte con él.
Hay veces en las que prefieres quedarte en cama con él a ver películas, en vez de salir con tus amigos.
7. Siempre lo contemplas en momentos importantes.
Sabes que el día que te cases estará ahí, y cuando tengas un bebé será el hermano mayor.
8. Sabes que no eres su dueño, ni él tu mascota.
Esos términos te parecen ofensivos, pues es tu familia.
9. Se conocen a la perfección.
Conoces perfecto sus gestos, ambos se comunican perfectamente. Saben qué es lo que quiere el otro con una mirada.
10. Jamás se separaran.
Sabes que ambos estarán hasta el final.