Cosas que he aprendido a mis 30

La mayoría de las mujeres tienen un miedo injustificado a envejecer; y cuando están a nada entrar en los 30, comienzan a deprimirse como si el final de sus días estuviera a la vuelta de la esquina. Pero siempre he pensado que si te cuesta trabajo cumplir años es porque no has aprovechado, disfrutado ni aprendido absolutamente nada durante todo este tiempo; o no has puesto atención a todas las experiencias que la vida te ha regalado.

Pero sé que muchas de ustedes sí que han aprendido y estarán de acuerdo conmigo que estas son sólo algunas de las lecciones que están más que claras en tu mente cuando has llegado hasta el tercer piso.

No todos los que te adulan te admiran

Las redes sociales nos han hecho un daño terrible y ahora creemos que entre más likes más admiración, pero no es así. Al final la admiración no se busca, simplemente es el resultado de tus acciones, de tu empatía, de tu amor, te tu trabajo, no de una realidad falsa.

Es mejor viajar con pocas cosas

Te das cuenta que ni el cuerpo que tienes te pertenece, que te irás de este mundo sólo con tus experiencias. Así que es mejor llevar las maletas ligeras y los sueños pesados.

No se llama amigo a cualquiera

Cuando eres más joven crees que tener muchos amigos te hace especial, pero al final te das cuenta que lo verdaderamente especial es tener un par de amigos incondicionales.

La opinión de los demás sobre mi no tiene importancia

No es fácil llegar a este punto de tu vida porque siempre quieres ser validada por los demás. Pero llegas a una etapa en la que entiendes que los demás hablan desde sus propios miedos y problemas mentales, dejas de tomarte a pecho opiniones no pedidas porque sabes que lo único que importa es lo que pienses tú de ti misma; tú eres tu lugar seguro.

No pierdo el tiempo con gente que no me agrada

Ya no estás para perder el tiempo con personas que no te agradan, ya no tienes esa obsesión por querer ser amiga de todo el mundo, ya sólo disfrutas la compañía de aquellas personas con las que te sientes 100% cómoda.

Cuando des no esperes que vuelva de la misma manera

Aprendes que las cosas difícilmente siempre son equitativas, aprendes a no tener demasiadas expectativas para no decepcionarte cuando das más y no recibes lo mismo a cambio. Sabes que no todos son capaces de dar de la misma forma.

No tengo que caerle bien a todo el mundo

Sabes que no le caerás bien a todos y no te importa en absoluto porque sabes que eso es un filtro para no meter a tu vida a personas que no aportarán nada.

Saber decir no es básico

Aprender a decir que no es de lo más difícil en al vida porque tienes que entender que es necesario aunque lastimes o incomodes a los demás. He aprendido que el ‘no’, ofende porque dice verdades.

Quien quiere estar contigo jamás pondrá excusas

Sabes que el interés se nota a kilómetros, que quien quiere estar contigo lo demuestra, que los pretextos son mentiras.

Cuidar la piel es importante

Y no por el simple hecho de no querer envejecer, sino por cuidarte, amarte y mimarte a ti misma.

El café es tu mejor amigo

Es ese fiel compañero que te acompaña en el desvelo, en platicas eternas, en momentos de amor y también de introspección.

Viajar es la mejor inversión de tu vida

Personalmente he aprendido que invertir en viajes te hace crecer, madurar, te vuelve más culta, inteligente, empática y te hace ver el mundo de una forma más amplia. Tener cosas es genial, pero tener experiencias es insuperable.

Está bien no querer casarse y/o tener hijos

Te das cuenta que las mujeres no tenemos opciones, y entonces comienzas a buscarlas. Y te das cuenta que tomar un camino distinto está bien, no casarte, no tener hijos es una opción igual de maravillosa que si decides hacerlo.

Alejarte de lo tóxico aunque sea tu familia

Con el tiempo te das cuenta que es necesario alejar o cortar de raíz todo lo que te está llenando de toxinas porque de otro modo no avanzarás y no podrás vivir tu propia vida, incluso si eso significa alejarse de miembros de tu familia.

Cada quien tiene sus propios tiempos

Aprendes a no querer ser igual a otras personas, a no sentirte menos por no tener los mismos logros que otros. Sabes que cada uno tiene sus tiempos, sus momentos y sus oportunidades. Aprendes a alegrarte por el logro ajeno y a trabajar por los tuyos.