Hola chicas hermosas, como ya sabrán nuestro inbox es de ustedes y para ustedes. Siempre estamos al pendiente de los mensajes que nos mandan. Algunos de ellos son para pedir consejos, o contarnos acerca de sus experiencias de vida. No importa qué nos quieran contar o si sólo quieren saludar, siempre estaremos para ustedes.
En esta ocasión decidimos publicar una historia que nos envío una eslamodita, porque creemos que es un tema muy común, pero raramente se toca. Esperamos sus comentarios ¡las amamos!
Mi mamá es muy delgada y guapa, y yo… yo no.
Muchas veces pasa que tu mamá es más linda y tiene un mejor cuerpo que el tuyo, y simplemente no puedes dejar de preguntarte ¿por qué? Y justo eso es lo que viví durante años, la mínima cosa me hacía sentir realmente mal.
Por ejemplo, ella me regalaba pantalones suyos y a mí no me quedaban pues yo soy más gordita, sé que su intención jamás fue mala. Pero a mí ya me afectaba todo, verla con un vestido y darme cuenta que luce hermosa, después verme en el espejo y no encontrar ni un rastro de belleza. La situación me estaba consumiendo.
Mi mamá va al gimnasio todos los días y cuida su alimentación, y yo no. Yo quiero estar delegada y sé que de un día para otro no se puede, pero es muy difícil y sólo deseo estar como ella y lo peor es que siento que no voy a poder jamás superarla. Tenía miedo a siempre sentirme opacada hiciera lo que hiciera.
Harta de esta situación, fui por mi cuenta con una psicóloga que realmente me abrió los ojos. Ella me hizo ver que yo era linda a mi manera, que todas poseemos características distintas que nos hacen únicas y bellas. Después de varias sesiones me atreví a hablarlo con mi mamá, yo no esperaba que ella comprendiera, pero lo hizo y me apoyó muchísimo.
Me hizo ver que aún estoy muy pequeña, que ella era igual a mi edad, que las cosas se logran poco a poco. Después de liberarme me sentí maravillosa y aliviada. Aún estoy en el proceso, mi mamá me ha ayudado muchísimo y ahora ambas vamos al gimnasio y nos echamos porras para comer más sanamente. Lo estoy logrando, y me pongo a pensar que nadie debería sentirse menos u opacada, no hay razón para sentir celos o querer ser cómo las demás cuando tú eres única.
Así que si te sientes así ¡habla, platícalo! Callar no soluciona nada.